Plou prou

Lunes, bien temprano, al agua. Sólo para estirar, setecientos cincuenta metros suaves suaves de crol. Una calle para mi.
Martes, miércoles, no res.
Jueves. No sé muy bien para qué, pero me quedo trabajando hasta tarde. Necesito salir. Así que me cambio: malla larga, camiseta, cortavientos ...y las zapatillas de montaña, me he dejado las otras por ahí. Salgo a la calle y llueve a cántaros, pero hay mucha gente de aquí para allá, el Saboritja está lleno, el Tapón también... alguno me mira raro y no acabo de entenderlo, supongo que si unos pueden salir a cenar con la que está cayendo, otras podemos salir a rodar un rato. Tengo el día borde, creo que ha sido ese par de días de descanso obligado y sinsentido...

El Ribalta huele a mojado, está encharcado...mejor llevar estas zapatillas al final. En un momento estoy completamente empapada. Una vuelta, me siento bien...como sólo voy a estar un ratito, la doy un poquita más rápido de lo normal. Otra vuelta. Bien. Y otra vuelta más. Otra. Se me hace la hora, tengo un montón de cosas que hacer en casa...habrá que dejarlo para otro día. Llego a casa y Mari se pregunta cómo no me pongo enferma más a menudo...Bicho malo...