24 de noviembre de 2008

La Cent Peus.

El sábado, poca cosa. Ultimar, más que nada.
El domingo, tras todos aquellos plátanos escachados con gofio, limón y azúcar, íbamos en el rubenscar hacia Benicassim. El objetivo para la marcha era no estropear demasiado el tiempo del año pasado 3:22. Sólo eso, que ya es bastante. Y eso se me ocurrió tras el resultado de la media de Castellón. Semibueno, o semimalo.
Salí como siempre, un poco atrás, pero tal vez menos que de costumbre a juzgar por los raudos personajes que me pasaron, el Kiyo, la Kiya, el Alex...A Irene la vi por ahí delante medio medio perdida entre la multitud. En la comba hay cola, me alcanzan las suertecitas, que, en plena subida, se me van irremediablemente. Me siento bien, llego al control de Les Santes con cuatro chicas más y un orgulloso chaval que presumía de trasero. Hora cuarenta y cuatro. Ocho minutos menos que el año pasado. Uy que bien, uy que tranquilidad... Una hora tardo en llegar a Bartolo. Una hora. Y cuando me doy cuenta estoy saltando a trompicones por la bajadita descompuesta. No es momento de recuperar nada. Cuando se facilita el camino, hago lo que puedo, paso a todos los que me pasaron en La Balaguera y poco más. Llego a meta entera, con 3:47, (redeu) no muy cansada y bastante enfadada por la ida de bola. Realmente no estaba para subir mucho más aprisa, pero verdaderamente si hubiese llegado peor a arriba, seguramente hubiera llegado antes a meta. O no. Un día de estos me picaré y la haré de nuevo.
Pero ahora es tiempo de andar. Y ahora estoy en Santa Cilia de Jaca. Internet Rural.

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