En el camino

Pues no siempre lo que mal empieza mal acaba, menuda frase pesimista-malrollera...

El sábado terminé saliendo en solitario, por llano y por ahí, algo tarde y con las ganas justas. Empezando se me cargan de nuevo un montón los tibiales: para, estira, acuérdate de todos los santos, de las zapatillas nuevas a las que no me acabo de acostumbrar y de todo lo demás. El pie se queda medio tonto, pero bueno, en cuanto caliente, se pasa. Y pasado un rato ya estaba pensando en otra cosa. No sé si dejé de pensar en la pierna cuando me dejó de doler, o si fue al revés, la cosa es que ya andaba camino de la ronda, con la música de siempre y un ritmo casi constante. Se me acaba la Ronda de ida, y la de vuelta, y el grao de ida. Y también se acaba el de vuelta. Lidón, todo a cien, como yo... Tengo que volver, Rubens tiene entrada para ver a presuntos implicados (que no son cómplices, pero podrían serlo, y de todas maneras, seguro que son culpables de los males del mundo...sobretodo la cantante nueva, Lidia, alias spain-wan-point que aunque tiene una bonita voz, no deja de usarla para cantar eso de lloviendo en San Valentin). Me pierdo, para variar.
A los 19 kilómetros se me hace la hora de regresar, termino en la calle de casa, haciendo la recta más rápida y con mejor sensación que creo que he hecho nunca. Un par de horas casi, buen rollo, armonía. Como decía mi horóscopo.

El concierto de los presuntos lo salvaron los teloneros, se llaman Dadá y son alcorinos. Toca con ellos Santi Campillo. Lástima el excesivo parecido del cantante con Carlos Tarque.
El domingo por la mañana llovía, así que eliminé el entrene por Villavieja y acudí directamente a curiosear a La Vall. Entretenida mañana.