La trans. De Maspalomas al Garañón

Viernes noche: creo que ya lo tengo todo, me voy. A mediodía habíamos recogido el dorsal, el peto fosforito de la Trans Sur-Norte (el de la Trans 123 era blanco y el de la media, maranja), la pulsera para la comida del domingo, el bidón...habíamos dejado las cosas que queríamos tener en el control del garañon (cocacola, más barritas,una camiseta y unos calcetines).
Según me subo a la guagua que nos lleva a la salida me doy cuenta de que no he cogido las gafas de sol, ni el mp3, ni el compeed...Llevo sólo el material obligatorio (manta térmica-frontal-luz roja-2l de líquido-comida) un chubasquero y pilas. Por un momento de entristece lo del mp3, con lo que me había currado el repertorio. En Maspalomas nos vamos colocando los antiarena en los zapatos. Triunfan las bolsas de basura colocadas tipo bota de equitación. Lo mío es más fashion: film transparente con gomitas que queda ideal de la muerte.
Sábado. a las 00:00 dan la salida tras leer el parte del tiempo, que es bueno en general. Gran Canaria tiene tropecientos microclimas y vamos a pasar por muchos...
A correr, arrastrada por las ganas y por la multitud, troto toda la playa, ¡agua! vamos pegaditos a la orilla, esquivando la marea. Atravesar las dunas era una figura literaria, nunca tuvimos que hacerlo. Según piso tierra firme me deshago de plastiquito cubrezapatillas, ha funcionado, pero qué calor de piés.
Subimos una urbanización y salimos al barranco de Maspalomas con sus piedras. Hace años me equivoqué de guagua para ir al Aquasur y nos tocó ir por él en chanclitas de playa... Está bien marcado, vamos subiendo por él, largo y tendido, me adelantan, voy con calma, paso de hacerme un esguince aquí.
Parecía que no, pero ¡por fin! se acaba el barranco del copón, ha sido larguísimo, no sé cuanto, pero muy largo. Mis tobillos han salido airosos.

La siguiente piedra del camino es una senda larga, oscura y sinuosa, la subida al Lomo Gordo, que ciertamente debe ser bastante gordo...tras ella, una pista en descenso divertido. Troto...supongo que debe haber pasado quizá algo más de una hora, echo un vistazo al fore....km20, 3h. La noche me confunde...la playa habían sido cinco kilómetros, el barranco unos doce...la pista ocho. Llevaba tres horas en la oscuridad, tan absorta en mis pensamientos, preocupandome tanto por cada piedrecita, que sin darme apenas cuenta había llegado al primer control de paso: "Ayagaures". Supero al trote el muro de la presa, y observo el camión cuba del que podemos repostar agua. No he bebido apenas, sigo.

Ayagaures es un nombre muy musical que repito mentalmente. Quizá no es un nombre musical y a mi me está afectando el gel de cafeína. O la barrita Isostar que no ha resultado ser más que un trozo de pan de Cadiz en papel plateado. Quizá es que como es de noche y no veo más que mis pies, algunas sombras y unas cuantas lucecillas rojas por delante (y blancas por detrás), mi mente da vueltas buscando algo razonable en lo que centrarse. Y finalmente lo hace en una canción....lo mejor lo voy a seguir dando,te estoy cuidando...para siempre....

Hemos subido algo más de 800 metros en estos kilómetros, aunque volvemos a estar a 320 metros, así que la subida subsiguiente promete. Senda y bastones. Mis estupendos, maravillosos e inseperables bastones. A ritmo razonable comienzo el ascenso, me dan paso, y 2h37' más tarde estoy a 1200 metros, once kilómetros más lejos. Arriba hace frío, queda poco para Tunte y para el amanecer, me pongo los guantes y comienzo a bajar al trote, ya se distinguen un poco las caras que hay bajo las lucecitas blancas.
Avituallamiento y control de paso, plátanos, naranjas, orejones. Café no. Volvemos a estar a 900 metros.
Salgo de Tunte a la hora más fría del día, comienza el Camino de Real de Tunte a Cruz Grande. Camino de piedra, como buen camino real. Preciosas las vistas de la isla, duro el camino que se alivia con unas risas que provoca un consejo vía sms.
Con el día llega el sol picón, empieza a sobrar ropa, pero la luz se agradece. Llega el desvío en que los valientes se desvían a seguir la ruta de las presas. Por un momento me da pena no haberme apuntado a esa...la zona es preciosa. El desnivel también.

Subimos a La Data. En el punto donde se unen de nuevo ambas carreras, sigo el sentido incorrecto: me cruzo con Adolfo Aguiló a toda pastilla. Doy media vuelta pero para cuando llego al cruce no queda ni rastro del corredor. Tomo otra de las dos opciones y luego me doy cuenta de que no es la correcta. Se escucha la salida de la media trans, debo de estar muy cerca del Garañón. Son cerca de las diez de la mañana y ahora debo subir al pico de las Nieves. La desorientación de hace un rato me ha dejado algo picada la moral y algo más bajo el ritmo. Ya no distingo a los que llevaba delante y me han pasado dos o tres chicos. ¿tú no me habías pasado hace rato? ...sí...me he perdido....vaya putada...ya....sigue....

El Pico de las Nieves está allá arriba, allá allá. Voy subiendo tranquila mientras zampo otra barrita-pan_de_cádiz. Venga miniña, que le quedan doscientos metros! Militares en el pico, tomo la carretera brevemente y comienzo el descneso por la empinada ladera. La pinocha está helada, blanca, resbala. Me dejo caer en una posición extraña, o me apoyo en los bastones, lo último que necesito es que se me carguen los cuádriceps ni forzar las rodillas. Estoy a punto de llegar al garañón, una militar muy simpática me dice que me ve muy bien y me indica el camino hacia las cabañas. Ya tengo la primera parte: 50 kilómetros, 10 horas y media, 3470 metros positivos,1775 negativos. Estoy entera, animada y sorprendida. Sólo quedan 42.