Bueno, en Borriol hice 3:54. Y eso debería bastar para que me convenciera de que es más dura que Atzneta pero no...
El domingo descanso obligado. El lunes pescadilla. El martes la segunda tarde. El miércoles la tercera. El jueves empieza el descanso, y la mejor forma de celebrarlo es hacer la salidita rondera habitual, aprovechando que Irene ya está buena. El cambio de casa acorta mis salidas. Eso, y que como fuimos algo (solo algo) más rápido que habitualmente, llegué hecha polvo a la piscina. Así que 10500 metros, 57 minutitos. Tengo que poner remedio al acortamiento de salidas...así no se puede.

El viernes salidita pachanguero-senderista-exploradora del UBE team. Christian - Hx, Hector del laboratorio con dos coleguis y la piedrecilla rodante. A las 7 de la mañana pasan a por mi, y a las 8 estamos en Montanejos. Hace medio frío, pero parece que pronto entraremos en calor. Vamos a hacer dos rutas en una: los estrechos y la bojera, para que el día 27 regresemos con el resto del turno a pasar un día de campo. La senda de los estrechos empieza en subida. Subida por pista. Da diversas vueltas por sitios que no sabría describir, con sendas húmedas y empinadas y vistas espectaculares del cajón del Mijares. En cierto punto de la ruta pasamos frente al aliviadero de la presa, debe estar lleno el embalse, porque de él sale un enorme chorro que cruza el río y baña la senda por la que debemos pasar. ¡¡osti.....!! ¡¡¡nos vamos a chopar!!! ¿nos ponemos los chubasqueros?? Dudo. Vamos a ponérnoslo....
Por mimetismo, abro la mochila y lo saco, me lo abrocho. Hector sale el primero y echa a correr para atraversar el chorro. Sale Christian...y yo... Pues vaya, esto moja más de lo que parece, además sale con fuerza y vaya, me despeina...
Después de equivocarnos de camino y pasar por un túnel, después de desandar el camino, retomamamos la buena senda. Ruta de la Bojera. Con sus sendas nuevamente húmedas y sus buena subiditas. Con su cruce de río peliagudo (sólo para mi, que soy algo...de esta manera). Y la parte más esplendorosa, con un sendero un poquito aéreo del cual se divisan esas paredes que conforman una de las mejores escuelas de escalada de Europa.
Y llegando al pueblo, el regalo final, con dos pares de cabras montesas corriendo risco arriba. 14 kilómetros en tres horitas, incluyendo la paradita de rigor a almorzar bajo unos arbolitos. Campo y playa, sol y luna.

El sábado Atzeneta, el duelo palomos-pálidas que me da la risa.

en fin, con ganas de risas y con más bien poca (o ninguna) fe salgo en tirantes monte arriba. Como con la risa de la foto he salido más adelante de lo habitual, estoy preparada para que me pase hasta el apuntador. Y empieza el goteo de palomos: Josecarreras, y Ximo... y Txopete muy seguro. Luego me pasa Rubens, y Paco que es más gavilán que palomo. Pues ya está, no debe quedar nadie. Qué guay.
Un rato llevo a alguno a vista, pero es bastante efímero. La subida a la Nevera la recordaba de 2006 como mi primer pajarón con lucecitas incluidas. Esta vez no hay pajarón, pero subo muy despacio, no puedo ir más rápido...
El resto de la carrera, bajaditas chulas salpicadas de bajaditas aburridas. Hago lo que puedo y llego a meta con 3:41. Ni fu, ni fa, ni banco ni negro. Última pálida. Que no es que yo corra poco, sino que ellas corren mucho.
Y hoy se me ocurren un montón de cancioncitas triste o alegres para ilustrar la entrada. Y todas de Calamaro (va por ti, Jungly). Cinco minutos más (los trescientos segundos por los que ganaron el duelo los palomos), Me pierdo (por su frase, "con tanto colchón me pierdo", dedicada a los vendedores de colchones de MerkaColchon, colchonerias.kom, kama home y factory colchón, que amenizaron nuestra tarde de sábado) . Pero me quedo con la que dejo. Exagerando la prosa.