la persistencia

El viernes Irene y Miguel salían a ritmo CCC por el desierto y acepto la propuesta, necesito marcha, me agarroto. Con nocturnidad, alevosía y mochila nueva, salimos más tarde de las 21:30, porque a esa hora aún no había llegado al puente de Montornés. Dejo el coche tirado por algún sitio, y empezamos.

Ritmito andador. A veces más rápido, a veces menos, se trota, no se trota. Hablamos y hablamos. Una silueta humana conocida junto a una silueta canina también conocida se distinguen sobre el montículo. Creo que lo conozco...

Y efectivamente lo conocía, pero eso lo supe al día siguiente.

No sé cómo se las arreglan estos dos para saber por donde vamos, yo no veo ni torta, pero ni pregunto. Miguel va delante y decide los desvíos. Y no parece que esté improvisando. En les Santes una extraña pareja rellena docenas de garrafas de agua mientras nos advierte de que, con nuestras pintillas, tendremos problemas con la Guardia Civil. Pero si no llevamos ni mechero...

Haciendo caso omiso, seguimos hacia el Bartolo.

El isquio de Irene y el mío deciden complicarnos la salida, haciendo algo más que eterno el tramo final.

Aún así, a pesar de los pesares, nos salieron los 31, a seis kilómetros por hora, media más que razonable para lo que se nos avecina, a ellos más que a mi.

El sábado amanecí dolorida, persiste el dolor de cadera. Rubens se ha apuntado a la Barona, pero yo no estoy para excesos, sin embargo me apetece hacer algo, así que marcho hacia Burriana para correr la crono.

Esta vez somos menos, se nota que coincide con el 5000 de Ventanova y La Barona. Pero bueno, así terminaremos antes. Salgo detrás de SuperTa para evitar que me pase, soy el dorsal veintipico. 5-4-3-2-1, Takito-SuperTá corre veloz y a mi sólo me queda un minuto para salir. Y apenas he calentado. Y me duele, y...5-4-3-2-1..a correr. El flato aparece casi al primer instante. Qué desastre. Primer kilómetro en 5'15". Mal. El segundo fue aún peor y el último lo terminé con algo más de dignidad. 15'algo" , medio minuto más que el año pasado.

Pero, cosas de la vida, esta vez no soy tercera sino segunda. Segunda de tres, no vayan a pensarse ustedes...

Y tras los trofeos me voy con mi copa y mi persistente molestia a pasar la noche donde me corresponde.

El domingo lalala asustada. No quiero moverme más de lo necesario.

El lunes piscina, mil metros discretos con el persistente dándome los largos.

El martes vuelvo a no querer moverme, disfruto de un bonito día de pescadilla, cambio corto.