Will Rock

Después de actualizar este lugar y meditar brevemente, el lunes cogí los trastos y me fui al gimnasio. Me estoy mentalizando. Puede, solo puede, que esto que lleva casi dos meses persistiendo en mi isquiotibial semitendinoso izquierdo, decida quedarse un par de meses más. O puede que lo del pie se quite, o puede que no. En todo caso siempre hay que tener un plan B. Y un plan C. Incluso un plan D.

Y paralelo a todos esos planes, está la recuperación bracial (de brazos), porque no es posible estar tan floja escalando ni consentible que las agujetas por la palita de pádel me duren tres días.

2000 metros de remo, hombro, biceps, espalda, tríceps....abdominales, dorsales, lumbares...cuanto tiempo. Pero ellos, los habitantes del gimnasio de las ocho de la tarde, siguen siendo los mismos.

El martes por la mañana, retornamos al Racó de Farol. Hoy tiene que ser un buen día de escalada, es el cuarto en pocos días, por eso debe ser bueno. Patry me espera donde siempre y juntas llegamos a las vías. Aún queda un poco (sólo un poco) del poco fresco de la noche. Empezamos.

Lo bonito del Racó es la longitud de las vías, y la disposición, y que lo poco manoseadas que están que le dan un aspecto clasicón, o espontáneo. Las chapas de unas vías y otras están tan pegadas que dan pie a hacer todo tipo de cochinadas, pasos laterales y destrepes absurdos. Inducen al error y al experimento. Cuidado con la cuerda, roza lo indecible con los mil cantos.

Primera vía: www.tambesfacil.es (IV+). Estoy cansada de mi inseguridad. Cada paso, por estúpido que sea me cuesta Dios y ayuda. Están y los veo, pero tardo mil horas en decidirme. Patry, voy a dejarme caer.... actúo un resbalón, lo reactúo y lo sobreactúo. Resbalones pequeños con caida ridícula que es suficiente para que consiga llegar a la primera reunión sin más problemas. Mano de santo.

El segundo largo me lo pienso un poco más, la pared está bastante tumbada y no debe ser difícil. Y como sólo era cuestión de confianza, encadeno y monto la reunión. 30 metros. Y que bien.

Después de que Patry encadenara la misma vía, decidimos la siguiente. Canal negra (V) Otros 30 metros del mismo estilo. Quizá estuve una hora para hacerla, pero me gustó tanto, que hubiera estado dos horas más sin darme cuenta.

Y se nos hizo la hora de la chicharra, mejor nos vamos. Dos vías dos. Dos cada una. Cuatro vías. Cuatro horas cuatro.

Por la tarde el dolor bajo el talón era insoportable.

El miércoles no iba mejor, recien levantada es misión imposible caminar con pose de persona. Qué desastre. Sin embargo, a medida que avanza el día, parece que mejora. Gimnasio, dorsales, lumbares, brazo, hombro...

¡Jueves! última noche. No conocía a esa monitora del gimnasio. Antes de entrar a spinning me meto un ratito en el gimnasio, a ver las mismas caras y las mismas piernas. Rubens me alcanza las zapatillas de bici. Y empezamos. La chica con cara de poca cosa es la fiera de la bicicleta estática. El terror del ciclo Indoor. Cuando empezó a sonar La versión fitness de We will rock you, le salieron los cuernecillos y la cola, y el brillo de su mirada se volvió rojo sangre.

Vaya con la niña, menudo meneo nos ha dado con la clase. Tomo nota.

El viernes, pocas risas. Pescadilla.

Y el sábado, que me levanto sin dolores en el pie por primera vez en la semana, decido irme a nadar, mientras busco relación entre la mejoría y el uso de cuñas de tacón desmesurado. Piscina, sólo brazos porque el isquio se queja a cada patada. Pull y brazos, 100 metros sólo brazos. Y otros cien. Cientos y otros cientos. Ochocientos.