30 de octubre de 2011

El sentido común

Esto de la bici no viene de nuevas, y tiene que ver con más cosas que con las ganas en si mismas de ir en bicicleta. Con muchas, que al final se resumen en una sola, que son varias: "las circunstancias".
Y las buenas-o malas- circunstancias, han terminado haciendo que las horas sobre la bici durante los últimos meses hayan duplicado a las horas que anduve corriendo o trotando.
Y de todas estas horas, muchas las he pasado con el Meditante, el Ciclista y el Fugado.
Para agradecerles la paciencia y pagarles los gratos ratos de interminable subida (aún me duele todo al pensar en aquella subida a Xodos o en la crisis de Zucaina... ) o vertiginosa bajada, había que organizar una venganza. ¿he dicho venganza? el subconsciente me delata, quizá. Quería decir una tranquila excursión.

Llamémosla "LA VENGANZA ANDARINA"

La idea original no era mala. El sitio ideal era Fondeguilla (Alfondeguilla), porque está en un extremo de la Sierra de Espadán, que no defrauda nunca en cuando a pinchos y desniveles -perdón, el subconsciente de nuevo- en cuanto a belleza e historia. Hablé con Ángel de lo que pretendía hacer, y se prestó enseguida a diseñarme una ruta para casi-todos los públicos, que salía del pueblo, subía a Pipa por las cuerdas y bajaba por la senda de las trincheras, pasaba por el acueducto romano en el barranc de les vinyes y volvía al pueblo, desde donde subiríamos a La Nevera por la senda dels Fornets, habiendo pasado antes por el barranc de l'Horteta y su horno de cal. De la Nevera, subida al Castillo de Castro y bajada por Cantallops, para ver las Minas y la Surera Mare.
O algo así.
Así que "La venganza andarina" quedada camuflada en una inocente "Ruta histórico-cultural por Fondeguilla". Lista para ser vendida y a punto de caramelo.


El día de antes, no obstante, temiendo que la subida a Pipa y, sobretodo, su consiguiente bajada iban a ser harto duras y complicadas y quizá con riesgo de perder el sendero, decidí que era una buena idea ir de avanzadilla a inspeccionar el terreno, y el Meditante, en adelante Jr (o Júnior) , para evitar acritudes, tuvo a bien acompañarme en la expedición.
Y la expedición fue divinamente, y, aunque el recorrido marcado por Àngel no nos hacía subir hasta el vértice mismo de Pipa, no podíamos bajar de allí sin coronarlo, tan cerca como lo teníamos y tan preciosas vistas como allí había.
En la bajada, ligera, vimos de pasada las trincheras y paramos un poco más en el curioso acueducto, que, de mimetizado parece invisible desde la carretera, a pesar de lo alto y de sus seis ojos seis.
Y la excursión terminó con 9 kilómetros y un buen rato que no debía ser el último, como, de hecho, no lo fue.

Al día siguiente O&O, es decir, dos Óscares, pasaron a buscarme y nos presentamos a la hora convenida en el sitio acordado. Quizá un poco más tarde.
Y a las 8:18 comenzábamos nuestra andadura: Ana y Carlos, el Ciclista, el Fugado, Oscar B, Miguelón, Cristian, Dani y yo misma. Jr ya había tenido bastante el día anterior.

Se hizo algo largo el paseo sobre la acequia que nos tenía que llevar a pie de senda, la que sube en un zig zag radical, trazado con escuadra y cartabón que coge altura sin piedad. Ritmo normal, ritmo de subir. Con tanta curva una no se entera de lo que va pasando detrás, pero lo cierto es que pronto hubo un extraño cambio de posiciones y el Ciclista y el Fugado no parecían ni enterarse de la primera emboscada del día. Al contrario, me parece a mi que la emboscada la estaban tendiendo ellos. Y al llegar al cruce que indica "alto de Pipa, 14 min" no sé qué pasa que de pronto Miguel y yo ya no andamos delante, sino detrás. Creo que eso ha sido un hachazo.... Nos machacan en nuestro terreno, Guelo...

La silueta de Pipa se distingue perfectamente desde la N-340. Y desde la autovía. Desde el alto puede verse la sierra de Espadán, La Calderona, La Vall D'Uixó. Son vistas privilegiadas, y debía ser atalaya en épocas antiguas de batallas y conquistas de todos los tipos. Y no me quedó claro si los turcos tiraban piedras, o eran los otros, o quien ganó o perdió en cada guerra. En todo caso, era hora de bajar.

Bajamos por la senda de las trincheras, que, como se puede imaginar, debe su nombre, si es que fuera éste, a las trincheras que que en ella se encuentran. Están perfectas, casi limpias, en continuo por el borde de la senda. Algo apartados de ella, encontramos unos agujeros excavados en la roca, rectos y bien acabados, que debían ser refugios para descansar, comer o conservar alimentos.
Tras algún desvío sin mucha importancia, entramos en el barranco en el cual está el Pont del aigua que, efectivamente, seguía teniendo los mismos seis ojos seis del día anterior, pero que esta vez además llevaba agua. De origen romano, aún se utiliza.
Por la carretera había un cartel, el de entrada al pueblo, y de pronto estos chicos se están mirando de reojo, meten codos, aprietan el paso....y me es imposible seguirlos para grabar el primer y único sprint de día. Qué barbaridad...
En un parque del pueblo paramos a almorzar tranquilamente. Bocatas por aquí, ensaimadas con nocilla por allá. Y carajillos. Los carajillos que no falten.
Y así, bien comidos y bebidos, reemprendimos la marcha de manera incierta siguiendo calle arriba y abajo un track que nos conducía complicadamente hasta la parte alta del pueblo. Me adelanto con el Fugado y, una vez estuve arriba, encontramos el camino buscado.
Era una pista fácil de seguir, tan fácil que más de una vez la seguimos sin tener que hacerlo y tuvimos que desandar lo andado, que a veces no ocasiona grandes problemas, pero que si lo que hay que desandar es un camino cerrado y lleno de coscoja y aliagas... produce a veces rabia, a veces ira, y siempre dolor y escozor de piel. Para aquellos entonces creo que ya habíamos, los listillos de piernas frescas, dejado de meternos aquellos que habían decidido venir de excursión con pantalón largo.
La Nevera al final la encontramos, tan perfecta como la última vez. Lo de reconstruirla quizá resta encanto, pero es así más fácil imaginar de qué manera se utilizaban estas neveras, situadas en zonas de umbría, donde "se almacenaba y prensaba la nieve recogida durante el invierno, para venderla en las zonas costeras en verano", según me cuentan y leo en un panfletillo editado por la Conselleria de infraestructuras, territorio y medio ambiente en la época en que la Generalitat tenía dinero para editar cosas y pagar a sus acreedores. Perdón, qué lapsus imperdonable.
Seguimos entonces, supuestamente, hacia la senda que nos debía llevar al Castillo, que se supone que estaba hacia allá. Pero por aquí y por allá no había más que pinchos, y se nos hacía tarde como para experimentos. Y siguiendo aquel camino, llegamos a aquel cruce en el que aquella vez Oscar T y yo abortamos la operación "volta al terme". Y como no estaba completamente "segura", sino simplemente " algo segura" de que yendo hacia la izquierda encontraríamos un camino que devuelve directo a Alfondeguilla, me dejé llevar por el sentido común y la orientación ajena y terminamos desandando lo andado por la misma pista por la que horas antes habíamos empezado. Ya lo dicen las instrucciones del GPS: que prevalezca siempre el sentido común ante un track confuso.

Y para cuando llegamos al pueblo, a falta de angelitos cantando el Al-leluya, encontramos una recepción brutal con santos, pendones, dulzaina y tamboril, ahí es nada.

Y aquí vemos en Azul lo que debería haber sido, en rosa algunas alternativas y en verde lo que al final fue.




27 kilómetros y siete horas y pico. Mucha charla, muchos pinchos y algunas prisas al final.

5 comentarios:

MANOLI CXM dijo...

Mejorando, gracias. Ya no arrastro la pierna.
O una o la otra. Pero yo he hecho las dos. No hay color.
Está compensada y no es de subir y subir, solo tienes que ver el perfil Está la elección del 100, son 2 en una la corta y la larga.
Ir pasada es una putada, mejor un poco corta que pasada.


Abrazos, y bss.

MANOLI CXM dijo...

Fondeguilla no defrauda, es de lo que más cerca tenemos y lo más me gusta. No todo va a ser darle a los pedales.

Aunque la bici es muy eficaz para la hora de subir la Lloma Bernat o cosas por el estilo.

Genín dijo...

Muchas gracias por los enlaces, ha sido muy interesante ver esas trincheras tan bien conservadas.
Las neveras las conozco, pero sin techar, esa es muy chula, y desde luego muy solida, claro, tiene que serlo porque datando del siglo XVlll ya tienen que estar bien hechas.
Besitos y salud

depiedraenpiedra dijo...

Esta semana veré cómo tengo las vacaciones para entonces. Por ahora, ni una otra...Me alegro de que vaya mejorando, espero verte pronto.

Denada Genín, esto de andar por el monte es más un ejercicio didáctico que otra cosa. Hay que conocer...

Un beso chicos, gracias por la visita.

Alfonso dijo...

El plano presenta a la perfección el espíritu del ubeadventure, jejej... aun nos queda el castillo de Castro.
Muy divertida la venganza, incluidos los días anteriores, incluso posteriores, además supistes camuflar las cuestas con el cebo de trincheritas, hornos, nevera...muy chulo. Aun así no creo que tu venganza haya superado a los terrenos por los que te hemos metido en bici y ya no solo me refiero a puertos duros, así que ves preparando otra venganza....pero no se te olvide poner un buen cebo a la caña.