Estábamos en Septiembre y aún tenía ombligo aunque ya
sabíamos que eso tenía los días, o los meses,
contados.
Aprovechamos, como siempre, las vacaciones, para
desaparecer, junto a otros, por Morella y Ejulve y otros pueblos del
Maestrazgo. Este año éramos 6. Y no hizo viento. Preciosos puertos.
Cuando volvimos, continuamos desaparecidos, y regresamos al
Valle de Arán a terminar lo que el deshielo no nos dejó hacer en Junio. SetauSageth se vislumbraba posible, y Aleix, en
Era Honeria, nos preguntaba si habíamos vuelto para traer la lluvia. No la
llevamos, al contrario, los días fueron tranquilos y claros, como un buen
Septiembre.
El primer día salimos de la Vall de Torán hacia Liat, y el
paisaje, aunque distinto que la última vez que lo había visto, algún año atrás,
era igual de mágico por lo desierto y amplio, por lo inquietante de las minas
abandonadas. Por lo alto y lejos de todo que parece. El nombre de Séptimo Cielo iba tomando lógica
a cada paso.
Esta vez no paramos en Salardú, seguimos andando hasta Restanca por el GR, y allí cenamos y dormimos y disfrutamos del atardecer en el lago, el estany de la Restanca.
La etapa del día siguiente era nueva para los dos, y resultó
tan mágica en cuanto a paisajes como la primera, o quizá más, por lo
desconocida. Y por lo dura. La subida del Port de Vielha no fue nada comparado
a lo que supuso la bajada. Menos mal que llegar a Vielha, y al Ribaeta, siempre
es un premio que tiene forma de pinxo.
La tercera etapa la descafeinamos no sé si porque ya
conocemos demasiado bien el viejo Cami Reiau, o porque no podía moverme de
agujetas que tenía del día anterior y su bajadita, o porque, quizá, llovía algo
y ya no nos gustan las lluvias aranesas. El caso es que atajamos y gracias a
eso descubrimos que la carretera que nos conduce a Era Honeria se merece un
viaje en bicicleta. Un viaje para cuando yo vuelva a tener ombligo. Ya pensaremos
en ello.
Luego vino la marcha de Cantavieja, y alguna carrerita de
finales de verano.
Llegó Octubre, y eso no significa que había terminado
Septiembre, porque Septiembre no es un mes, sino un estado. Así que
Septiembreando en octubre, nos fuimos a Las Palmas, donde en Octubre siempre
Agostea. Y tuvimos excursiones con vistas, y descubrimos carreteras y vimos una
isla muy diferente a la año anterior, más marrón y seca.
Y entonces aún tenía ombligo.
A los pocos días teníamos que decidir un nuevo destino, que
no debía ser muy lejano ni muy frío, ni muy inhóspito, pero que tenía que tener
algo o parte de lo que siempre buscamos, y desde donde íbamos a empezar un
camino que sin embargo habíamos empezado un año antes.
Como no era el momento de meterse en grandes fregaos, la
estancia fue apacible, subiendo a algún refugio no muy inaccesible, disfrutando
sencillos caminos y descubriendo juntos paisajes de postal.
Quizá quede edulcorado el relato. No en vano la miel es
dulce.
Los días empezaban no muy de mañana, por el frío, y terminaban pronto porque a esas alturas una andaba con el estómago algo revuelto y no estaba para muchas florituras. Suerte que la mayor parte del día tenía las mismas ganas de todo que tengo siempre. Y suerte que Oscar no se aburre, porque no todo va a ser correr.
Volver de Andorra significó que llegaban los tiempos del
poco tiempo para casi todo.
Y el que queda lo aprovechamos como siempre, con carretera y
mantas, o colchonetas, sin bicis pero con pies, sin horas seguidas de
actividad pero con ratos distribuidos en ratitos. Cambiando el jamón y el vino
por jamón a la plancha y claras sin alcohol. Y cambiando las mallas por
cualquier cosa que no me apriete.
Porque ahora ya casi no tengo ombligo. Y aún quedan algunos meses para que vuelva a aparecer. Por lo menos, dos.
7 comentarios:
jajaja Felicitaciones por lo del ombligo, ya me había piado un poco un pajarito...:)
Yo de los cambios de los ombligos ya se me ha olvidado todo, pero aun me queda una ligera idea, muy lejana eso si...
Hoy es un día de vuelta de buena gente, otra amiga que llevaba sin escribir 6 años, ha vuelto a esto del blog, es un día de alegrías sencillas para mi, pero de alegrías a fin de cuentas.
Besos y salud
Menos mal que te tengo en fb, si no pensaría que te ha pasado algo, algo malo quiero decir. Lo de perder el ombligo es buenísimo. :) Luego todo se vuelve al sitio, de verdad te lo digo. Cuidado con las estrías, eso si.
Luego ves el mundo con los ojos de tu bebé, no con los tuyos. Y eso también mola.
Besicos y güelcom bak!
Como siempre genial Nere, y mas genial en estado de "buena esperanza" así que el genio es doble, disfruta como sabes hacerlo que es la mayor recompensa.
Pero la pérdida de ombligo es sólo temporal y a cambio tendrás lo más maravilloso del mundo.
Cuanto tiempo hacía que no volvíamos a disfrutar con tus relatos :) y como sólo te quedan dos meses sin ombligo jajaja me parece que el siguiente relato será con compañia y nosotros estaremos esperándolo, felicidades y a por ello campeona.
Un besazo y a esperar el mejor regalo q puede dar la vida...
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