Punto y Aparte

Este fin de semana ha estado movidito.
El viernes por fin llego a los 1.000 metros en la piscina. Con aletas, eso sí. Disfruté mucho, a pesar de Sonia, a la que se veía con ganas de dejarnos baldadas para todo el fin de semana.
El sábado por la mañana patricabevila (hija, me ganas a nick complicado, en adelante Patri) y yo nos lanzamos hacia Villafranca. El día transcurrió tranquilo, entre acorralamientos por ovejas, persecuciones por perros y sepias diminutas. Tónica y cocacola precarrera bien acompañadas por Estela y Francis, cena en la Parreta con otros participantes y a dormir. Hemos andado como campeonas, dos idas y dos vueltas albergue-Villafranca.
El domingo amanece soleado y todo pinta muy bien. Los corredores van apareciendo poco a poco, vestidos para la ocasión. Saludos por aquí y por allá, por fin hablo en persona con Irene y marido. Media hora antes de empezar la carrera, salgo camino a la Puebla andando por carretera y de camino descubro cómo se llega a la zona de escalada (me la apunto). En el puente me acoplo, y fotos y fotos. Pasada la escoba, regreso al punto de partida, entre pensamientos mezclados de qué bien ando, de qué precioso el paisaje y de cuándo se jubilará el chico del albergue, para relevarlo en la faena....Café y otro paseo siguiendo la carrera en sentido inverso. Voy trotando, saltando y andando, con más pensamientos extraños entrecruzados. Cuando veo que llega el primero me aparto. Este es el lugar escogido. Pasan muchos corredores de todo tipo, jóvenes, veteranos, entreveraos, chicas (pocas, pero bien avenidas). Unos saludan, otros no, unos ponen posturitas, uno resbala y da una voltereta...¿estas bien? Se levanta, sí, creo que está bien.

En meta, más saludos, felicitaciones, fotos a los premiados, ánimos a los insatisfechos...

Al llegar a casa, me cambio y cojo la bici. Rumbo a Betxí por carril bici, ida y vuelta. A la vuelta, visita a la Silvi y nuevas maquinaciones...

Dispuesta a pasar página. Preparada.