Domingo. El día en que los usuarios de vodafone recordamos cómo era nuestra vida hace diez años, cuando nadie sabía dónde estábamos cuando no queríamos estar, ni se te recriminaba no llevar el movil encima, y quedábamos en llamarnos a una hora concreta...
La tranquilidad de Playa de Nules nos deja algo apapayadas, nada que no solucione un bañito en la playa. ¿nos vemos en mediamarkt?.. Cuando me da por salir del coche, descubro que Patry ya está allí. No sé cuánto tiempo llevamos una de espaldas a la otra, en un aparcamiento vacío.
En el monasterio, apago el motor. He vuelto a conseguir marearla.
Con la mente difusa, salimos al trote. Trotíntrotán...rumbo al Bartolo. ¿crestas?...no, no crestas. La verdad es que estoy cansada. Rubs desciende ¡hola! ¿qué, vuelves a subir? ...¡y sube! Entre trotes, caminadas y parones...llagamos a las antenas. Intento no parar de trotar en el camino de cemento, Patry acaba de pasarme comoquiennoquierelacosa. Atardecer precioso, con el cielo roto y brillante. Subimos al vértice geodésico, aunque no del todo, demasiado óxido en la barandilla.
La tranquilidad de Playa de Nules nos deja algo apapayadas, nada que no solucione un bañito en la playa. ¿nos vemos en mediamarkt?.. Cuando me da por salir del coche, descubro que Patry ya está allí. No sé cuánto tiempo llevamos una de espaldas a la otra, en un aparcamiento vacío.
En el monasterio, apago el motor. He vuelto a conseguir marearla.
Con la mente difusa, salimos al trote. Trotíntrotán...rumbo al Bartolo. ¿crestas?...no, no crestas. La verdad es que estoy cansada. Rubs desciende ¡hola! ¿qué, vuelves a subir? ...¡y sube! Entre trotes, caminadas y parones...llagamos a las antenas. Intento no parar de trotar en el camino de cemento, Patry acaba de pasarme comoquiennoquierelacosa. Atardecer precioso, con el cielo roto y brillante. Subimos al vértice geodésico, aunque no del todo, demasiado óxido en la barandilla.
Bajamos rápidos, mientras pienso si es necesario hacer eso la semana antes de Bartolo...pero me encanta. Rubs me salva de equivocarme de senda, y llegamos al coche. Nueve kilómetros trescientos metros. El tiempo, no cuenta.
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