Marca personal

El sábado, unos pocos metros de piscina me ayudaron a sobrellevar la mañana.
Por la tarde, a buscar Albal. Recojo a Rubs y vamos rumbo al desconocido y lejano pueblo. Una voz en mi mente, decía...V30, salida a Catarroja, vía de servicio. Pero a la hora de la verdad, me falla la intuición. Atravesando miles de pueblos, llegamos por fin a Albal. Y a Catarroja. Una acera, un pueblo, la otra, el otro pueblo. Aparcar, buscar la salida...inscribirnos. Nos dan el dorsal, nos cambiamos, pipiroom...vamos, lo de siempre. Cantidad de gente por todos lados ¿calentamos? Algo habrá que hacer, pero hace un calor del quince.
Nos dan la salida, estamos colocados Pastiset, Rubs y yo misma. Pongo el crono en marcha debajo del arco. Entre el géntío, es dificil andar, aún más trotar. Risas, gritos, calor, mucho calor. Avanzando entre la multitud, adelantando corredores. El pueblo no es el sumum de la belleza, pero la carrera se mete entre huertos y mejora. Km 5, 25 minutos 30. Subimos el puente que pasa sobre la autopista, consigo hacerlo dignamente, sin que me pase casinadie. Kilómetro 7, 36 minutos. Cada vez veo más cerca a la chica que llevo delante desde el principio. Uhm...kilómetro 8, la supero. Kilómetro 9 y me quedan fuerzas para terminar más rápido. En la recta de meta llevo un tipo al lado que me mete el codo dos veces. Supongo que habrá sido sin querer, de lo contrario, me pararé y lo llamaré friki. Me hago más a la derecha y aprieto un poco más, lo dejo atrás. Cincuenta y un minutos, siete segundos. A Cinco siete el mil. Para celebrarlo, Rubs en meta con un vaso de cubata. Pero no, es agua. De todas maneras, brindo con él, también ha hecho nueva marca. Camiseta enorme, sudada monumental, ausencia de duchas... Ameno camino de vuelta, esta vez sí, por el camino correcto.