Aire libre, carretera

Después de la crucifixión pues...vino lo que vino.
Y me pasé tropecientos días de escaleras y extraños horarios, con sueño y sin él, con excusas y sin ellas....
El Lunes pisé el gimnasio por primera vez desde tiempos inmemoriales. La única máquina de aeróbico que no me agobia está fuera de combate (el remo). Así que me subo a la elíptica sin demasiada fe, y, efectivamente, duro un telediario sobre ella. Qué cosa tan aburrida, che...
Arreglo la tarde con unos cuantos abdominales (menos de la mitad de los que solía hacer), sentadillas, glúteo...bíceps, tríceps. Mezcladillo.

EL Martes decidimos hacernos un desierto. Así que aparcamos en cierto desvío de la carretera del desierto (ese que para en la carretera Oropesa-Cabanes), y comenzamos el casi alegre trote. Font del Perelló, y subir hacia el castillo de Miravet. Bonito camino, bonita senda, bonita subida. Pero se nos va a hacer de noche.
Media vuelta tras localizar la perfecta estampa del castillo en las alturas. Se nos va a hacer de noche. Trotando llegamos a la carretera, noche cerrada. El jabalí de Marilove nos gruñe y a mi que ya no me quedan pies. Ni piernas. Y un rato más tarde, estamos en el coche. Once kilómetros, un rato largo. Me apetece hacer montaña.

El miércoles lalala, pero el Jueves...me levanto como si fuera de mañana, bueno no, un pelín más tarde, y a las 8 de la mañana estoy echando una cabezada en la estación de servicio de L'Hospitalet. Qué sueño, por dios. Pero a las 8:30 ya tengo mi dorsal en la mano: diada en Cataluña, aprovechemos para correr una carrerita en casa de los vecinos. Cursa Vila de Falset.
Empieza y la cosa promete,, para arriba y para abajo, con alegría. En cierto punto llegamos a una preciosa ermita roja como la piedra que la rodea. Arenisca roja.
Bajadas y subidas que me recuerdan al Montí, a la Balaguera...Cuando llevamos 10 kilómetros encuentro el punto en que los que hacen la carrera corta se vuelven al pueblo y los demás continúamos. Pues contiinúamos. Habían comentado que a partir de ese punto la carrera pasa a ser muy rodadora. Pues bien: la carrera pasó a ser una maraña de caminos agrícolas en sucesivos falsos llanos, juntos a tramos sobre arena de río o pistas al sol. Mucho sol, los últimos siete kilómetros no deberían haberme costado más de 50 minutos, pero me pongo a andar y se me hace la hora y media. Al final, llego. Meta, una más. 23 kilómetros (cortos) 3horas y media (toma ya). Sola absolutamente todo el camino, sin nadie delante, nadie detrás.