Creo que si alguien que trabaja a 21-7 me oye decir que el último día de mi corto ciclo de nueve días estoy hecha unos zorros (en masculino plural), probablemente me enviaría a freir puñetas. Así que no lo diré.
El martes, pescadilla y puesta en marcha. Escaleras y más escaleras.El miércoles, seguimos con la puesta en marcha y las escaleras. Otro día de esos cañeros me llevaré el forerunner a currar...
El Jueves, fin de ciclo, dos días de descanso son muchos días, así que decido salir un rato a mediodía. La última vez que salí a esas horas me pasó igual: pasé calor, pasé sed y no iba ni cara al aire. Por el todo a cien hacia la autovía nueva, hasta un cierto puente y media vuelta. Cansada, bastante cansada, y se me cargan los gemelos y...bueno, el pie no me duele. Ha sido el milagro del cambio de zapatillas, o el milagro del cambio de las botas de seguridad a una talla menos. O ambas cosas. Llegando a casa me cruzo con la Srta.PCD y su yorkshire de coleta rosa: excusa perfecta para parar de correr. Ocho kilómetros en 45 minutos. Guau!
Hoy es viernes, y te juro por tu dios, que no pensaba perderme hoy. Pensaba salir, entrenar, correr, andar y cansarme. Como me gusta. Pero no, la cosa terminó en un entrenamiento tan absurdo como aquel largo de 6 kilómetros previo a la trenkakames. La historia se repite.
El asunto principal es que mi windows está gilital, no me funcionan (depronto y sin preaviso) ninguno de los programas Garmin (pánico nuclear). Así que bueno...toca innovar si copiar. Cuando iba hacia la Magdalena (ermita) un pensamiento en el difunto movil de patrikinder y en la piedra en su cristal hizo que me desviara y acabara aparcando en la Magdalena (sanatorio). Por aquí, algo debe haber. El primer rato fue bien, por unos huertos, cojo una sendita ascendente y tiki-taka, voy avanzando. Sube, baja, por aquí por allá..y ya he dado una vuelta. Uhm...ahora por allá...encuentro una preciosa senda y un pinar, que aunque se nota que sufrió el incendio de 2007, conserva una gran belleza que aparece de pronto entre la piedra suelta. Sigue el camino, perfecto, hacia el norte. Y cuando todo era maravilloso, decido girar en un desvío. Y entonces es cuando desaparece el camino, la senda y aparecen los pinchos, los pinos quemados, los bancales abandonados y los pequeños problemas de estabilidad. Estabilidad emocional, la otra siempre tiene sus más y sus menos.
Me relajo tras el desplome de dos rocas sobre mi pie derecho. Bah..ya encontraré el camino...no estoy tan lejos. Y siguiendo la dirección correcta continúo mi travesía campo a través, llegando al camino de huertos algo negra,bastante arañada y ligeramente ensangrentada, pero a buen ritmo. Hoy no pienso volver a salir de casa, paro en mercadona y una niña de ojos muy abiertos me señala y pregunta ¡¡mami!!¿¿que le ha pasado a esa??
El martes, pescadilla y puesta en marcha. Escaleras y más escaleras.El miércoles, seguimos con la puesta en marcha y las escaleras. Otro día de esos cañeros me llevaré el forerunner a currar...
El Jueves, fin de ciclo, dos días de descanso son muchos días, así que decido salir un rato a mediodía. La última vez que salí a esas horas me pasó igual: pasé calor, pasé sed y no iba ni cara al aire. Por el todo a cien hacia la autovía nueva, hasta un cierto puente y media vuelta. Cansada, bastante cansada, y se me cargan los gemelos y...bueno, el pie no me duele. Ha sido el milagro del cambio de zapatillas, o el milagro del cambio de las botas de seguridad a una talla menos. O ambas cosas. Llegando a casa me cruzo con la Srta.PCD y su yorkshire de coleta rosa: excusa perfecta para parar de correr. Ocho kilómetros en 45 minutos. Guau!
Hoy es viernes, y te juro por tu dios, que no pensaba perderme hoy. Pensaba salir, entrenar, correr, andar y cansarme. Como me gusta. Pero no, la cosa terminó en un entrenamiento tan absurdo como aquel largo de 6 kilómetros previo a la trenkakames. La historia se repite.
El asunto principal es que mi windows está gilital, no me funcionan (depronto y sin preaviso) ninguno de los programas Garmin (pánico nuclear). Así que bueno...toca innovar si copiar. Cuando iba hacia la Magdalena (ermita) un pensamiento en el difunto movil de patrikinder y en la piedra en su cristal hizo que me desviara y acabara aparcando en la Magdalena (sanatorio). Por aquí, algo debe haber. El primer rato fue bien, por unos huertos, cojo una sendita ascendente y tiki-taka, voy avanzando. Sube, baja, por aquí por allá..y ya he dado una vuelta. Uhm...ahora por allá...encuentro una preciosa senda y un pinar, que aunque se nota que sufrió el incendio de 2007, conserva una gran belleza que aparece de pronto entre la piedra suelta. Sigue el camino, perfecto, hacia el norte. Y cuando todo era maravilloso, decido girar en un desvío. Y entonces es cuando desaparece el camino, la senda y aparecen los pinchos, los pinos quemados, los bancales abandonados y los pequeños problemas de estabilidad. Estabilidad emocional, la otra siempre tiene sus más y sus menos.
Me relajo tras el desplome de dos rocas sobre mi pie derecho. Bah..ya encontraré el camino...no estoy tan lejos. Y siguiendo la dirección correcta continúo mi travesía campo a través, llegando al camino de huertos algo negra,bastante arañada y ligeramente ensangrentada, pero a buen ritmo. Hoy no pienso volver a salir de casa, paro en mercadona y una niña de ojos muy abiertos me señala y pregunta ¡¡mami!!¿¿que le ha pasado a esa??
En fin, mañana empiezan los días buenos, que, menos mal, son muchos más que los malos.
2 comentarios:
¿y que te ha pasado? pregunto yo también con los ojos bien abiertos.
jejeje...menos de lo que parecía.
Publicar un comentario