La locura

El lunes el monitor soso del gimnasio se volvió loco. Loco de atar. Cuando vimos que era él quien iba a dar la clase de spinning casi nos arrepentimos. Primero habíamos estado en la piscina, terminé 1000 y pocos metros medio ahogada y salí a cambiarme sin mucha prisa: rato de gimnasio con todo lo que conlleva. Se suponía que a esa hora tocaba una clase buena, con el ciclista de los puertos imaginarios y las cuestas virtuales, pero no, apareció aquel hombre de pocas (y bajitas) palabras, que todo lo que tiene de guapo tiene de soso. El del repertorio musical repetido y la canción explícita.
Pero desde que entramos algo había diferente, en lugar de los cuatro tristes gatos habituales, se presentaba una clase multitudinaria, llena de gente motivada y sonriente. Empezando por nuestro sosito. Música disco a tope y aquel hombre que empieza su clase. Cada vez más rápida, con más gritos...de pronto una mano entre mis rodillas me sube la carga un par de kilos. Y al estupefacto Rubens, y a los de detrás. Ese hombre gris gritaba y casi hacía caballitos con la bici estática. Algo ha ocurrido en él...algo bueno.

El martes no sé por qué pero no me aclaraba a meter un recorrido modificado en el fore, y la consecuencia fue llegar tarde a Benicassim, donde, para variar, me despisto y hago esperar más de la cuenta a Karmele. Pero por fin, empezamos. Recorrido de la Marcha de Benicassim. Se hace bastante más entretenido ir en compañía. En les Santes se recibe un pálido mensaje, que se responde con una pálida llamada un poco antes de empezar a subir la Balaguera. Esta vez me costó menos (menos rato) que el día de la carrera, debe ser que me inspira llevar a Karmele apretando. Atajamos hasta subir a Bartolo por una senda y una vez arriba decidimos evitar la bajada chunga por cuestión de tiempo. Mejor por pista. Y por el via crucis llegamos al Monasterio, y desde él bajamos por las escaleras y tomamos la senda y pista de la subida al bartolo. mmm...por aquí estaba la font ¿de la teula?, una a la que solía subir hace tiempo. Repostamos agua y seguimos la larguísima bajada. El forerunner se cuelga en el mismo lugar que el día de la Marxa, debe estar dañado el track. Pero karmele se acuerda, o intuye el final del recorrido. Al llegar al cross, por carretera acortamos hasta el pueblo. 25200 metros, tres horas largas, casi cuatro, pero muy bien. Repetiremos.