Agua y Rock and roll

El sr B. es de rachas. Y yo, que soy la sra (srta) A, pues también. Lo bueno que tenemos la gente de rachas es que sabemos que tras una racha mala (mala, desmotivada, dispersa) viene una justamente al revés. Y en ello estoy. Aunque realmente no estoy segura de estar en una mala racha. Seguramente no lo estoy. Lo que sí estoy es inestable. Y de eso tiene la culpa el tiempo. Y la astenia consecuente.
Lunes piscina. Un rato. Mil metros para mi. Me sienta bien, me estiro, me pico con el reloj...y decido que debo venir más a menudo.
El martes sigo a rajatabla la orden de Irene, que para eso es Irene-veloz, así que salgo de casa a las 18:58 con musiquita y rumbo a la ronda. Justo al final de los finales, aparece Irene. hoola Y comienza el palique. Que si esto, que si aquello...paramos un momentito para saludar a Esme y continuamos cuando para mi ataque de tos. En el mcdonalds hacemos otra paradita telefónica, y continuamos nuevamente tras que se me pase de nuevo el ataque de tos. Pues a ver si no voy a poder parar... Vamos dando forma a nuestros meléficos planes de verano y en la piscina paro. Trecemil ochocientos, a cinco cuarenta y seis. Nuevo ataque de tos. Métete en la sauna húmeda, que eso va muy bien. Piscina, mildoscientos. Algún día volverán aquellos dosmil, mientras tanto... Estiramientos en la piscina de chapoteo y sauna. A ver si es verdad que funciona...
El miércoles pensaba subirme a Atzeneta a hacer investigaciones para el día de Villafranca, pero no, no pudo ser. A las siete y media Rubens está dispuesto a salir a rodar un ratito, y eso no puede desperdiciarse. Salimos de la piscina, hoy no quiero ir a la ronda, me apetecen huertos. Lidón, San Antonio, En Riera...Les Villes, Donación...Lidón. Piscina. Ocho kilómetros, cuarenta y cuatro minutos. A cinco treinta. Sigamos cumpliendo los propósitos acuáticos. Mil doscientos metros en una calle para mi, ni me acordaba de que era viernes borde. Y a currar, primera noche.
Jueves Santo. Esto de tener persianas es toda una novedad, resulta que ahora puedo domir de día: me levanto la mar de descansada a las doce y pico. Aún me da tiempo de no fallar en el proposito acuático (cuyos motivos son más terapéuticos que otra cosa, me duele hasta el carnet de identidad con esto del cambio de tiempo). Novecientos metros cuando suena el primer aviso para que vayamos desalojando,mil y me voy. Hace día de primavera, con su solete y su fresco a la sombra. Me apetece salir a rodar un ratito a plena luz. Un grao, sólo un grao. A mitad de camino, después de ver a Marilove y su marido con sendas bicicletas, ya estaba yo un poco arrepentida, qué calor ¡pardiez!. Y qué lentilla, y eso que Los Ramones me iban marcando el ritmo. Sietemil trescientos, cuarenta y cuatro minutazos. Seis dos. Y a currar tocan, menos mal que no me van mucho las procesiones. Ni las playas llenas.