De sendas (invocación a la lluvia III)

Hoy he encontrado un curioso un relato futurista que estudia el himno a la lluvia (que llueva que llueva y tal y tal) con una inquietante profundidad y una extensa bibliografía. Otro día seguiremos con las logias masónicas, las órdenes druidas y demás grupos invocadores de lluvia. Con tanta gente invocando, no sé como a veces hay años de sequía. De tanta lectura esotérica se me ha quedado la cabeza como un bombo, así que el ritual de hoy será muy fácil: consiste en que el día 12 de Junio todos lavemos nuestros coches y/o ventanas. Eso suele funcionar.

Jueves, me encanta que los días sean largos. Quedamos la Irene y yo en la Magdalena para hacer unas senditas. Como estoy totalmente obsesionada y más cosas con la volta al terme, sus bajadas, y ahora también con el corte de las 4 horas en el km...nomeacuerdo, lo que toca es hacer sendas y más sendas. Subir y bajar. Empezamos tomando un nuevo y recién pintado PR, del que por cierto, no encuentro ninguna información, y que transcurre en su comienzo por el camino que cojo siempre que entreno por el desierto y nos desvíamos por una senda que me creo que es senda porque me lo dice Irene, y yo, como es bien sabido, siempre hago caso de lo que Irene me dice. Subidita a Raca del maratón de Borriol. Como vamos charlando llegamos arriba sin darnos cuenta, ya había pasado el muro y como íbamos tan sobradas no hacía falta terminar la subida por la senda de la izquierda, sino que perfectamente podíamos ir trepando por la crestita, con pies, manos y dientes. Pura exageración, no fue para tanto y estaba yo muy contenta con el nuevo descubrimiento. Llegamos al vértice geodésico desde el cual hubiéramos podido disfrutar de las vistas si no fuera por la densa niebla que nos rodeaba. Rápidamente (una más que otra), bajamos por el Polvorín (parece ser) y en mi afán por no perder el hilo de la conversación intento que no se me vaya demasiado, que no la oigo. A ratos lo consigo, a ratos no. Tras alguna caída glamurosa y alguna torcedura, llegamos finalmente a la Magdalena. Hora y pico de montaña un jueves por la tarde. Me encantan los días largos.