Días (cálidos) de verano

Martes. Marilove, o Maripez, anda de socorrista en cierta piscina municipal que está un poco más allá del quinto pino, situando el quinto pino, por ejemplo, en Villafranca. Y como había que aprovechar el tercer día de descanso, quedo con Patrikinder para ir de visita oficial.

A las ocho y un poco la recojo, somnolienta, en Villarreal. Rubens me ha prestado el tractor (Land Ruben) y vamos la mar de anchas montadas en el bicho. Caben las bicis sin desmontar...Así que nos las llevamos, más que nada para que vieran mundo y por el mero placer de poder llevarlas.

Después de almorzar en el Llosar, nos vamos a buscar la zona de escalada de La Gotera, que nos consta que está en un desvío a la derecha de la carretera que lleva a La Pobla de Bellestar. ¿por aquí cabe esto? Sí que cabe.. Nos hemos dejado el agua en el bar. Yupi. Suerte que aún tengo la garrafa de agua que compramos en Nùria... Seguimos a pie, el camino hacia las vías es bastante evidente, y guiándonos por nuestro abrumador sentido común, esa debe ser la pared, llegamos al lugar correcto. El pie de via es perfecto, amplio, con sombra, arbolitos...

Con las reseñas en la mano juraría que esa vía de allí es el V que buscamos. "Diedro". O "Per a tu". La salida no parece difícil, la primera chapa está a una altura más que razonable y todo está en orden. Prueba Patrykinder de primera. La pierna, el árbol, la cadera. Otra vez el árbol. El arbolito es tan sumamente cómodo que en cuanto te apoyas en el pierdes la posibilidad de querer hacer otra cosa. La intento yo: pierna, mano. Veo el paso, no me atrevo. Otra vez al árbol. Repto por el dichoso árbol. A la pared, al árbol. La cadera....

Y así sucesivamente.

Cuando se nos hace la hora de ir a por Marilove damos el quinto por perdido, nos sacamos unas reveladoras fotos y... al girar la pared descubrimos una vía aparentemente más sencilla. Tiene toda la pinta....pero ahora ya...hay que irse.

A Marilove nos la encontramos tranquila en su nuevo pueblo. Tranquilísima. La piscina está gélida, pero eso al ratito no se nota. De nadar, nada. Pero riendo, charlando, sacando fotos absurdas y descubriendo como hacer abdominales en piscina pasamos entre las tres una tarde histórica, que como buena tarde histórica, terminó con nosotras en mitad de una tormenta, y conmigo al volante por carretera desconocida.

Miércoles tranquilo de comienzo de ciclo. Estrepitoso lalala.

El jueves pensábamos nadar y rodar un ratito. Pero salir de casa y notar como el poniente nos quemaba la piel fue más que suficiente para que cambiásemos de plan y pasáramos un par de horas en el coche, tras la columna de humo que se divisaba no muy lejos. Cada verano lo mismo, los pirómanos, los descuidos, las negligencias y los accidentes provocan incendios que, uno tras otro, ennegrecen el paisaje, lo queman, lo ensucian y, en definitiva, lo matan. Me reservo lo que le haría al colega que encedió la cerilla.

A las diez y media de la noche el viento había cambiado de dirección y se podía respirar. ¿vas a salir a rodar? Miro a Patrykinder y se me ocurre que, en realidad, es buena hora. Sí. Una ronda. cincomil ochocientos metros, 28 minutos y algo. Estreno zapatillas con bastante fortuna, estoy muy descansada y bastante ansiosa. Se me carga el isquio sólo al final. Estoy contenta.