Estas semanas están siedo algo raras, con el persistente en pie de guerra y la mosca detrás de la oreja, continúo piscineando sin parar, siempre con el beneplácito de los ladrones y la policía científica.
El lunes piscina exterior, cargada con todos los artilugios y un buen rato por delante. En la calle 2, asídua
completaba su entrenamiento habitual y el extremo de la calle 1 estaba tomado por el chico y las dos chicas que mantenían una entretenida conversación que sin duda, no podía ser llevada tres metros más a la derecha.
Primera piscina, ni intento virar con tantos pies dando pataditas cerca, saco las orejas y me dispongo a mi segunda piscina. "yo no soy romántico, soy realista". Sofía Mazagatos no lo hubiera dicho mejor. El chico, desde luego, lo está dando todo.
Apuro mis cincuenta metros y saco de nuevo las orejas, no por mi gusto sino porque me es del todo imposible desprenderme de ellas. "eres muy sensible"
Y la chica está picando.
Chica uno y chica dos tienen, sin duda, un duelo a ver cuál de las dos es más romántica, sensible y realista. La una envió un ramo de rosas a un novio, la otra hizo lo mismo otra vez. Y debe ser por mi crisis de los treinta, pero a mi esto me da más risa que otra cosa. Tras algunas frases más, los (muy) post-adolescentes (y conste que post -adolescentes somos todos) abandonan la bendita calle y se van, a la tumbona sonrientes ellas, moviéndose con aire lánguido él.
Con la calle libre, termino mis 1500 y me voy.
El martes me apetecía salir al desierto. O al monte. A rodar entre piedras. Magdalena, y a funcionar. Al poco de empezar encuentro a Guillermo en bicicleta. Y luego a Luis. Yo intento seguir el camino de siempre, pero tomo algunas desiciones incorrectas y en breve me encuentro subiendo a Raca por los toboganes y no por donde lo tenía pensado. Llego a algún lugar que me suena, allá por las alturas, y bajo por donde me da, que es la ruta menos adecuada y donde me encuentro señales del maratón de Borriol. Por ahí subían.
Y en un rato, vuelvo a estar en el punto de salida. Me ha salido otro larguillo, he recorrido la friolera de ¡¡¡6km!! con 333 metros positivos, y 333 negativos. Lo mejor, que apenas tuve molestias ni secuelas.
El miércoles, pescadilla pero piscina. Otros mil quinientos. Y por la tarde entran mis ladrones en el piso, dejándolo todo hecho unos zorros.
Así que el jueves no hubo más remedio que abortar la salida por el desierto para quedarse una en casa esperando a la policía científica, pensando que vendría el hermano gemelo de Grissom. Pero no. Vinieron y se marcharon. Y ya está.
Mañana perdida.
2 comentarios:
Espero que los ladrones no te fastidiaran demasiado, y que las cosas chorizadas, no fueran demasiado graves!
Besos y salud
ays que nno te había visto!! bueno, se llevaron un movil medio averiado, los muy desgraciados!!!
ayssss...besos, cuídate!
Publicar un comentario