FUN FUN FUN (de diversión)

Rezumo Navidad.

Las Palmas es un sitio genial para pasar estas entrañable fiestas si una no es especialmente fan del espumillón y los villancicos. Y no quiere decir eso que estas dos cosas no dominen totalmente la ciudad y sus habitantes, como a cualquier otra, sino que hay un cierto ambiente paralelo, como de eterna primavera, que a una la transporta al lejano mes de Mayo, cuando las calles están llenas de gente en manga corta que toma tropicales en las terrazas de verano o lee en playas en las que aún cabrían algunas toallas más. Aunque es cierto que siempre hay algún escaparate o algún cacho de muérdago colgante, o algún Papá Noel trepador, que se encarga de sacarte de tu sueño de primaveras y soles.

La noche del jueves 24 ([modo marimorena ON] Esta Noche es Noche Buena y mañana Navidad/saca la bota María, que me voy a emborrachar./ande ande ande.....la marimorena/etc[modo marimorena OFF] decidí hacer la primera rodadita playera de las vacaciones. 26 graditos a las ocho de la tarde. Sietemil metros, a 5'50".

El viernes fue Navidad funfunfun, y la Trans-Vane y yo decidimos pasarla (es decir, superarla) paseando por Las Canteras. No creo que eso cuente exactamente como un entrenamiento, pero siempre será mejor que haberlo pasado simplemente sentadas. Sietemil metros.

El sábado rodadita. Había quedado para cenar y ya no me quedaba demasiado tiempo, pero sí el suficiente para una de esas saliditas limpia-conciencias. Casa-Auditorio-Clínica San José-Peña la vieja-casa. Cincomil seiscientos metros. A seis el mil. Y descubro que esa distancia, ese ritmo y ese rato es exactamente el que necesito para empezar a sentirme bien. Lástima que me di cuenta al terminar.

El domingo era día de rodadita algo más larga. No mucho más larga porque no estoy en esa fase. Sólo algo más larga. Necesito sentirme bien, el persistente ha vuelto. 32 gradazos por Las Canteras y gente y más gente tomando el sol mientras otros hacen cola para ver el Belén. Y yo hacia el Auditorio mirando como también hay cantidad de gente cogiendo olas, vuelta en el parque de la música y otra vez hacia la Puntilla, con Amaral, para variar. Mira que es entretenido rodar por aquí... Me he puesto las Salomon en lugar de las de asfalto porque la idea inicial era subir a Las Coloradas, que son unas lomas a las que se accede desde uno de los extremos de la playa. Con las Salomon no se me cargan los tibiales... Pero sí me molesta el isquio. El día está demasiado bueno para dejar de correr. Confital, trote vario, escaleras y vuelta. Diezmil novecientos metros, a seis doce el mil.

Lunes! ¿ya?. Sí, ya. Rodadita. Como la de ayer, pero un poquito más larga. Con las GT, que las lomas esas son sólo dos o tres kilómetros de pista. 32 gradazos otra vez, y tanta gente como ayer. Por aquí, por allá, en la arena, en el agua...en el parque de la música me paro por primera vez a estirar los tibiales. Wellcome to tijuana...tekila Sexo Marihuana.

Escucho Manu Chao mientras estiro y veo como pasan corredores. Momento de seguir. Desde la Puntilla sigo para el confital, allí el paseo se transforma y se integra en el paisaje. El mar lo golpea y todo huele tanto a sal...

Camino de tierra rumbo a Las Coloradas, tierra de bugueros, de olas...Esa parte de la playa donde siempre hace sol. Los 32 grados deben ser ya 34, y mi ritmo es el de últimamente. Parece que el sol nos está gastando una inocentada, quiere hacernos creer que esto es verano. Ni siquiera aquí es normal esta temperatura en diciembre....

Oncemil cuatrocientos metros. A seis veinte el mil.