8 de julio de 2011

Yo me bajo en Atocha.

Y, para celebrar que continúa el verano, seguimos saliendo en bicicleta. Y voy saliendo tanto que hasta parece que me he cambiado de deporte. Pero sólo lo parece, porque mi deporte preferido no es otro que ir por ahí indagando y descubriendo lugares y rincones.
Y por eso me gusta eso de que organicen saliditas ciclistas donde cristo perdió el gorro y me dejen ir con ellos.
Aparcamos en Sueras, de Sueras a Veo, de Veo a Alcudia de Veo y el ciclista contándome historietas varias, creo que para que se me olviden las cuestecillas que se van presentando. Se nos une Meditante, que después de mucho meditar se decidió a salir de su pueblo. Algimia de Almonacid, allí creo que había una cuesta interesante y una fuente. También creo que era alllídonde había un panadero. Matet. Villamalur. Y se sabía el lugar exacto donde había una fantástica vista de Peñagolosa. Era justo en esa curva, en la que me pasé. Ni antes, ni después.
Más tarde, Sol. Gran Vía. Tribunal, como canta Sabina aquí

Y aquí

Pero no, no sol de Sol. No Sol la puerta, ni la parada de metro. Sol de verano.
De Villamalur a Artesa, casi. Y Tales. No Tales de Mileto, sino Tales el de la dulzaina. Y de Tales a Sueras. Y en Sueras comimos en el hotel de la otra vez, donde nos trataron tan estupendamente como entonces. O más, porque esta vez además se encargaron de custodiar durante unas horas el bolso que, cabeza de chorlito de mi, dejé abandonado en alguna silla.
Pero antes de eso habíamos estado andurrando por los alrededores, para intentar encontrar algo parecido a un castillo que sin embargo no pasó de loma con antenas. Y después nos iban a deleitar con una exhibición de peonza que casi acaba en tragedia, tal era la habilidad del Meditante. Y decía que la peonza no era reglamentaria. Excusas de mal pagador.
Como días más tarde me iba para Las Palmas en versión turístico-familiar, la última salida no la podía dejar escapar.
Grao, por el río hasta la Uji, por las rotondas desagradables hasta el carril bici de la CV10. Y subir hasta Borriol por esa horrible rampa que aquel señor subía esforzado, pero que finalmente subió. Yo creo que debía tener 100 años el caballero. O más. Y allí estaba, subiendo a Borriol con su bicicleta. Sumo la descripción de su imagen a la colección de mantras que acumulo para los ratos llamemos, complicados.
Como se me da a escoger, escojo: vamos por la autovía, que el carril hasta la Pobla tiene tres cuestas que me da la risa recordar. Mejor lo hacemos tendido. Y tendidamente llegamos a La Pobla, y de allí, hasta Cabanes. Y en la fuente ya habíamos, no sé si los dos, decidido que bajaríamos por el camino de Les Santes, con lo que evitaríamos la Nacional. Pero resulta que por evitar la nacional nos vimos bajando por esa carretera, que a mi me encanta hacer con la bici de montaña, pero que con ésta otra se convierte en un pequeño martirio. Pues tampoco pasaría nada si la asfaltaran ...
Marina d'horror, perdón, Marina d'or ciudad de vacaciones, vía verde, Benicassim y clarita con limón, la que nos quedó pendiente ayer.
Vivan las salidas en bicicleta.

4 comentarios:

Genín dijo...

Cuantas veces hay que bajarse en Atocha, cuantas mas, mejor...
Besitos y salud

MANOLI CXM dijo...

Vivann!!!!!

depiedraenpiedra dijo...

Pues definitivamente sí, genín!!!

Vivan Manoli, y viva el pirineo, y todo lo que haga de nuestra rutina una aventura constante.

Un beso chic@s, gracias por la visita.

Alfonso dijo...

Algún día podemos hacer una ruta parecida por Higueras y Pavías y pasando por el mirador pero de subida, para que te de tiempo de parar y disfrutes de la vista, porque como bajas tan rápido no te da tiempo de parar en la curva (es una recta) jejeje, XXXD.