11 de septiembre de 2011

TMBII: del col de la Croix du Bonhomme al Refugio Elisabetta



Desde el refugio la vista era espectacular también por la mañana, o por lo menos pudimos apreciarla un poco más estando descansados y secos. Comenzamos la bajada cruzándonos con varios (muchos) trailers, corredores, que venían en sentido contrario: Bon Jour, Bon Jour.

Pronto habíamos llegado a Les Chapieux, lo que nos hizo pensar que quizá hubiera sido mejor haber continuado hasta allí el día anterior, pero, esas divagaciones, como tantas otras, ya no tenían sentido. Continuamos andando por una carretera a cierta altura sobre el fondo del valle, mientras Roma marmoteaba por aquí y por allá: marmotas arriba: perra arriba. Marmotas abajo: perra abajo. Y arriba y abajo a veces eran allá arriba y allá abajo. Saldo de marmotas capturadas: cero patatero.
Esa carretera, podría ser una bonita etapa para hacer en bicicleta (Por ejemplo, ésta), nos condujo cómodamente hasta la Ville des glaciers, conjunto de granjas en las que se fabrica queso Beaufort. Qué hambre. Parada a comer.
Comenzamos entonces la subida hacia el Col de la Seigne, frontera natural con Italia. Poco a poco la senda se endurece y, a medida que subimos, la niebla nos va engullendo hasta el punto de que Oscar y Roma sólo eran dos sombras frías delante de mi. Roma se moja, llora. Nosotros no lloramos, somos adultos consecuentes, pero bajamos sin demora intentando escapar de aquella nube. En mitad de la bajada encontramos un centro de interpretación y un abrigo para caminantes. Allí nos dejan entrar a los tres, y allí ellos se calientan y yo me enfrío. Al poco rato de salir me doy cuenta de que he agotado todo mi calor corporal, así que la bonita bajada se torna en la bajada de las narices.
Dos kilómetros más adelante, ya en el valle de Aosta, encontramos el Refugio Elisabetta (2195m)
Era la una y media. Hora de comer.
-¿paramos a comer?
-no sé...
-Un vinito
-vaya, o dos. Pero si paramos no seguiremos...

Un plato de polenta con embutido y un plato de embutidos y quesos variados. Y una jarra de vino. Y tras aquello yo pensaba que lo que más me apetecía era quedarme sentada frente a aquel vino viendo como crecían las flores de la ventana. No era día de seguir, así que eso hicimos: parar.

22km. 5Horas y media. +1080m - 1381m.



3 comentarios:

Tawaki dijo...

Qué curioso, nunca he estado por allí pero una amiga me trajo ese queso una vez y recuerdo que me gustó mucho.

El paisaje es precioso.

Genín dijo...

Claro, en esos casos, lo mas rico es parar...jajaja
Salud y besitos

depiedraenpiedra dijo...

está muy bueno Tawaki! que bueno verte por aquí.

jajaj claro Genín!! si vieras lo bien y lo calentito que se estaba allí dentro... :)

Gracias por la visita chicos!