18 de septiembre de 2011

El alto Palancia y mis 32


A la semana siguiente ya estaba yo bastante ansiosa por seguir aprovechando el buen tiempo.
Vueltas al Sitjar un día. El color de ese embalse es un azul profundo que hipnotiza.


Otro día salida con Carmen desde Betxí.
Betxí-Artana- Eslida-Alcudia de Veo-Tales-Onda y vuelta a Betxí por no sé qué camino que nunca sabré encontrar de nuevo. Y el Bar Paquita cerrado.

Y eso fueron las últimas dos cosas que hice con 31 años, porque el sábado cumplí los 32 y pasé a ser un poco mayor.
Para celebrarlo, me había apuntado al gran fondo de Soneja, que es una carrera a pie de esas que tanto me gustan: cuestas y asfalto. 15 kilómetros.
Qué bien me encontraba, oiga. Qué bien. Rubens no se escapaba y miraba el reloj y era consciente de que quizá había salido demasiado rápido, y seguía demasiado rápido. Pero quise arriesgar y averiguar hasta dónde podía llegar de esa manera.
Desde luego no fue a meta: los kilómetros de vuelta, que tendían hacia abajo, me salían tan rápidos, o tan lentos, como los que acababa de hacer cuesta arriba. Los siete males. Me estaban empezando a entrar los siete males cuando por fin acabó la carrera. Qué suplicio. Hora 22. 15 km. A 5'33" el mil.

No hay comentarios: