5 de noviembre de 2012

Tres días tres.


Tres días no son demasiados, pero sí suficientes para recargarse una de buen rollo, armonía y rollo zen. Será esto del zen porque nos conocimos y trabajamos en una empresa japonesa, y todo se pega. Digo.
Salimos el miércoles de Cantavieja,  ellos tres y nosotras dos. Ellos con sus bicis de montaña, nosotras con las de carretera, para no quedarnos atrás. Equipos definidos: el ciclista, su hija y yo, equipo azul (por ejemplo). Los dos Oscars (o se dice óscares) equipo ...¿blanco?. Pues blanco.Cuarto Pelao. Decía el ciclista que nos costaría una vida, y en cuarenta minutos ya lo habíamos subido y bajado. La maravilla de estos puertos está en sus pendientes prolongadas pero no excesivas, aéreos, abiertos, donde una se llena de luz y de altitud. Noelia subía genial, con el fugado, que está vez volvió a no fugarse sino a hacer equipo y preocuparse de que todos llegáramos a destino. A su marcha, Oscar iba coronando, y yo, a la mía, me sentía cada vez más y más feliz. Olvidándome de cualquier cosa q no fueran el paisaje, los compañeros, o la bicicleta. Quizá los Degollados es uno de los sitios con más carácter a los q he llegado en bicicleta. Tras este alto, Ejulve.  Y en Ejulve nuestra casa rural, a la que volví tras dos meses que parecieron dos años.



Pasadas la cena y la charla y el momento en el que se nos ocurrió una ruta entre Fredes y Paüls y el Caro en bicicleta...pasada la vista por la sima de San Pedro, nos fuimos a dormir. Y amanecimos bien, preparados para el segundo día.

Majalinos era el primer puerto del día, y de él nos habían contado terroríficas historias de ciclistas engullidos por siniestras rampas o devorados por espeluznantes curvas. Pero lo cierto es que nos lo tomamos con calma y en un rato estábamos arriba, entre los restos quemados de un pinar, admirando un paisaje duro, solitario.

En Miravete de la Sierra nunca pasa nada. Sin embargo, el día que a aquel hombre se le ocurrió poner mortero a la fuente de la plaza, pasaron cinco ciclistas sedientos, que, sin más miramientos, abrieron grifos y llaves, apoyaron manos y cascos y mojaron cabezas y pelos sobre aquel mortero nuevo, marrón oscuro. Precisamente ese día.

Y terminó la etapa en Alcalá de la Selva, buscando unos donuts para las chicas, que fueron imposibles de encontrar. Los Donuts vienen los Jueves. Pues vaya. 

Toda la noche se escuchaba soplar el viento. Me bajo al bar, quiero un café. Y comprobar si todo eso es viento. Malas noticias: no había café, y el viento era real. 
De todas maneras, había que salir. 
Valdelinares. Poco que decir. Si hubiera ido sola me hubiera pedido un taxi. Pero con ellos, y ella, todo es más fácil. Subíamos los dos. Él miraba de reojo, charlaba, sacaba fotos, me tapaba el viento, se esperaba o se adelantaba. Y yo iba simplemente subiendo. Y cuando ya no quedaba más que alguna curva y alguna rampa, él bajó a prestar ayuda más atrás y yo coroné el puerto helada de frío y pensando en cuanto iba  a disfrutar en la bajada: si poco, o si nada.
El ciclista dice que hay que ir despacito y por el centro, por si las rachas... Y así vamos bajando. El ciclista agarra a Noelia para que no salga volando y yo pienso que si a Él no lo tira el viento, que pesa menos que yo, yo no debería tener grandes problemas. Pero los tenía. Menos mal que la compañía siempre fue grata. Y que el maldito puerto se terminó y ya estábamos en un lugar mucho menos expuesto.


Aún así, desde nuestra mesa en el bar de Mosqueruela, no se veían sino ramas moviéndose como el pelo de Raffaella Carrá.
Salimos, buscamos el camino y reaparece el viento, y con él, mi momento de crisis. Hay un Oscar que no se encuentra bien. Y Noelia no sabe, no contesta. 
Ni quiero seguir hacia adelante, ni me apetece volver. Por mi me quedo en esa piedra..y si amaina... Noelia está de acuerdo. Así que, subdivididos en tres grupos, unos siguen raudos hacia Cantavieja, otro se vuelve con su malestar al bar, y nosotras nos sentamos en nuestro camino, charla que te charla, encontrando un refugio de pastores, esperando que el viento nos de un rato de tregua.
Y cuando nos la dio la aprovechamos, y, animadas, charlando tranquilas fuimos haciendo camino hacia Cantavieja, curva a curva y rampa a rampa. Porque se hace camino al andar. 
Genial fue el momento de encontrarnos con el feliz y orgulloso papá y con él, que sonreía sin parar. 
Nos podríamos haber subido al coche, pero nos propusieron terminar la ruta hasta Cantavieja y aceptamos. Era genial ir con Noelia, con un coche delante y otro detrás, a nuestro ritmo y sabiendo que íbamos a cumplir el plan propuesto.
Y llegamos. Todos. Y se terminaron los tres días encontrando por fin unos donuts. Y quién sabe cuántas cosas más encontré esos días.


9 comentarios:

Genín dijo...

La niña perdida y hallada en el blog...jajaja

Yo, para resumir resumiendo, me quedo con, "Y llegamos. Todos. Y se terminaron los tres días encontrando por fin unos donuts"

Y sobre todo...

"Y quién sabe cuántas cosas más encontré esos días."

Que sigas encontrando muchas cosas buenas a lo largo de tu vida, corazón!
Besos y salud

lola dijo...

¿Y quién es él, a qué dedica el tiempo libre? Bueno esto último lo sé, a bicicletear.
Besitos mil. No me riñas.

Oscar M. dijo...

Que genial fue todo...

Akane dijo...

Te leo y me motivo!

Maikel dijo...

Todo lo bueno en el camino Nere!!!

miguelflor dijo...

Nere, que bien entiendes LA VIDA, y cuanto me alegro que lo comuniques. La verdad que sabes disfrutar del deporte y el momento y eso no todos saben hacerlo. A seguir la racha,...por cierto voy por unos Donuts!!!

Alfonso dijo...

Esta era la primera ruta con alforjas que he hecho con mi hija, Noelia, y tuvimos la maravillosa compañía de tres buenos amigos como Nereida, Óscar y Óscar. Sólo como resumen de los tres días… nada más llegar todos a Cantavieja, Nereida me dijo que me caía la baba pero…realmente me cayó algo más que la baba. Ha sido la primera gran ruta pero espero repetir más con el equipo azul, con el equipo blanco XDXDXD que bien me lo pasé, pero lo que sí que sé es que estos tres días no se me olvidarán nunca por lo ESPECIAL que fueron.

Gran relato Nereida, como siempre que te sale la vena escritora, la foto de los donuts, genial, lo dice todo de cómo lo pasamos y como dice Genín espero que sigas encontrando muchas cosas buenas que te lo mereces.

depiedraenpiedra dijo...

gracias Genin. :) más besos para ti tb.

madre él es él.

genial, más que genial Oscar

ese es el motivo Akane!!

igualmente maikel En estos caminos, con esta gente, es difícil que sea de otra manera.

gracias miguel que aprovechen los donuts!!

Alfonso ni te imaginas lo que disfruté esos días. Fueron de evasión total, de descubrimientos...disfruté muchísimo con Noelia el tramo final. Como él dice ...fue genial. ;)

Anónimo dijo...

Si todo genial