Lunes. Qué dolor de antebrazos por favor, estos dos me han dejado hecha añicos... A las dos paso de la ronda olimpicamente. A las ocho, piscina. Crol y crol y más crol. Me sienta muy bien. Pero tendría que decirle a la monitora que se deje de tanta tonificación y me corrija el estilo. Silvia me cuenta que el domingo trotó alegremente y con menos esfuerzo. ¡ánimo! El plan era entrenar después de la piscina. Con poca fe, me pongo la malla y la camiseta a esta hora no hace falta gorra . Troto exactamente cuarenta y cinco segundos y me doy cuenta de que no voy a seguir. Saco cálculos de los días de la semana, de como se presenta el fin de semana...y sí. Lunes toca descansar. Me siento en un banquito para , por lo menos, estirar. A lo lejos, intuyo a alguien conocido. Rubs entrena.
Martes. A las dos y media salgo con mis ropas de entrenar del trabajo. Se me ha quedado el reloj de deporte en casa, así que llevo el normal. Ronda falsa. Hace mucho (muchísimo) calor, pero con mi gorra y mi agua, tan contenta que voy. Despacio, pero contenta. Doy media vuelta. este reloj avanza más despacio. Un grupito de cuatro cruzan desde la ronda aunténtica. Parece que van al ritmo de la chica. existe la gente más lenta que yo. Qué sorpresa. Los paso muy tímidamente...y sigo...Mercado del Lunes, Auditorio, Lledonera, Lidón, Lledonera, Perot de Granyana y Tombatossals. Y hasta ahí. Andando para casa me doy cuenta de que llevo tatuados los pantalones. je, qué sexy. Han sido nuevemil setecientos treinta y cuatro metros. Sesenta minutos. A seis diez el mil.
A la tarde, gimnasio...circuito 1.
A la tarde, gimnasio...circuito 1.
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