Galarleiz (o el sueño de Esme)

Domingo

Llegar a Zalla, o Mimetiz, no fue complicado. Lo complicado fue irse, qué pocas ganas de volver a la vida real.
A las siete de la mañana ya estábamos en pie, aunque lo de "en pie" no pasa de ser una expresión, en la tienda que llevamos es casi imposible incluso sentarse. Salida al exterior, saludos, presentaciones, desayuno...Se adivina que la niebla va a desaparecer, aunque yo no hubiera apostado.
En el bus, contacto con Esmerun, hemos quedado en empezar la carrera juntas. Qué bien ¡compañía! aunque con lo que soy...
En San Pelayo no sé si vive alguien. Corredores, música, el Running Castelló, foreros varios... fotos.
En la salida estamos Esme, Rubs y yo. Kilómetro uno, kilómetro dos...llaneo...vamos a cinco veinte. ¡ya iremos a catorce, ya!
Subiendo Zalama vamos a veinte. ¿llegaré a meta? Esme y Rubs suben bien, acabamos de empezar y ya no les sigo....me tendría que haber apuntado a la marcha...
Las cosas mejoran cuando se baja, el terreno es muy blando y la pendiente agradecida...se baja sola.
Poco a poco voy entrando en carrera, subiendo un poco mejor, trotando con mejores sensaciones... el recorrido es muy aéreo, visual, precioso. El paisaje parece terciopelo.
Pasamos la media con dos horas y pico, o menos. ¡Sorpresa!
Seguimos, todo el camino juntos, El Rubs, la Esme y aquí, la de las piedras...a veces uno delante, otras veces otro...por lo general en subida me delantan y en bajada consigo pillarlos.
Subimos Kolitza, penúltimo monte, puede que el más bonito. Y lo bajamos.
Tras la explanada, llega Garbea. Subimos. Me siento cansada de piernas, echo mano de glucosa.
Y aparece la bajada final. Vertical, larguísima. Resbalón uno, amago dos... . Se escucha el sonido de meta, se deshace el grupo.
Seguramente tendríamos que haber entrado los tres juntos a meta, pero no.
Instantes de incertidumbre...En el llaneo, cambio el chip ¡a correr!¡¡ vamos vamos vamos!! !ésto, como montalba!, le digo a Rubs.
Siento la enorme necesidad de ir más rápido. En la entrada al camping ya no puedo más. Cinco horas diecinueve minutos. Entramos juntos. Decimocuarta senior, de diecinueve corredoras.
Cumplimos el sueño de Esmerun, incluso lo mejoramos. Ella, él y yo.
La noche de antes había soñado con las cinco horas cuarenta y cinco.

En el camping, descansamos, más fotos, llamadas de las ausentes, las duchas, los colacaos, las cocacolas...las mil impresiones, los detalles, las sensaciones...