SieteAguas...Por Fin

Jueves. Nada de nada, el trabajo me desborda. ¿por qué me desborda el trabajo en Agosto?

Viernes. Decido que el trabajo que no he hecho, allí va a continuar, así que me voy a la piscina provincial, que hay que nadar. Mil metros de nado casi contínuo. Después, gimnasio: dorsales, abdominales, lumbares.

Sábado. El día D del mes S. El objetivo del verano. EL objetivo sin objetivo. Con Rubs en su 307 nos vamos tempranito a Sieteaguas. Para quien no lo sepa, eso está cincuenta kilómetros al oeste de Valencia. En la sierra de las Cabrillas, en el sector de transición de la Hoya de Buñol al altiplano de Requena. Limita al Norte con Chera y Gestalgar; al Sur, con Buñol; al Este, con Chiva y al Oeste con Requena. Toma ya copypaste de la web oficial del evento.

Llegamos...qué nervios.

A esta hora aun se puede aparcar. Recogida de dorsales y chips, comida con helado. "La pechuga de pollo va que vuela". Pues para ser original, pido un bocadillo de atún con anchoas, así no pasaré sed en la carrera. Vistazo al recorrido, subida por una cuestecilla. Cada vez estoy más y más asustada. Cuando AdriánRoad llega al pueblo, ya somos tres de nuevo. Puesta en común de objetivos, el mío era "llegar a sieteaguas en buena forma", pero nunca me había planteado un objetivo concreto. Pues...hora treinta, u hora cuarenta. "No sé, nunca he corrido tanto rato seguido...como en montaña me paro a andar" ¿y aquí no te pararás a andar...bueno, no sé...ojalá" Se forma en mi mente el Objetivo.

Estrategia, la misma que en el Diezmil de Canet. Salir desde atrás e intentar ir pasando gente toda la carrera, de menos a más. Así que a las siete y poquito nos deseamos suerte y nos distribuimos entre la multitud. Adrián cerquita de la élite, Rubs por ahí enmedio, y yo por la retaguardia. Dan la salida, la más emocionante de las que he visto nunca, por el número de participantes, por la gran (enorme) afluencia de público de todas las edades... El pueblo entero en la calle, gritando y aplaudiendo. La primera cuesta es una calle que se hace estrecha al paso de tanta gente. Gente hasta el horizonte. Despacito, vamos avanzando. Kilómetro uno, Cinco minutos, treinta y dos segundos.

Seguimos hacia arriba, primeras bajas, y gente que anda. Continuo con mi trote, cómoda...constante. En cuanto a sensaciones no tengo mucho más que comentar. Continuamente me encuentro cómoda: cuesta abajo, voy más rápido, cuesta arriba, más lenta...pero en todo momento, cómoda. Y entretenida, mirando a los que van por el otro carril. Primero a la élite, y luego a los que vienen detrás. Cuánta gente.

Kilómetro diez: cincuenta y cuatro minutos y voy sorprendentemente entera, pero aún quedan cinco kilómetros. Paso por el pueblo cuesta abajo, dando un poquito más que antes. Y empieza de nuevo hacia arriba. Ochocientos cincuenta metros que se hacen duros, muy duros, con un trocito al 9% en el que sólo pienso en no andar. No debo parar a andar.

Y no paro.

Esto se acaba, el final cuesta abajo. Con una botella de agua sobre las piernas mato el cosquilleo que siento. Y, entre gritos y aplausos para todos, meta. Hora veinticuatro minutos cicuentasiete segundos oficiales, tiempo real, hora veintitrés minutos, treinta y ocho. A cinco treinta y dos el mil. Como el primer kilómetro. Vigésimo novena de la categoría, de cincuenta y dos llegadas.

Objetivo cumplidísimo. Callejeo y encuentro con los compañeros. Road se hace merecedor de pasar a ser RoadMachine, el 53 de la general de mil ochocientos noventa y cinco llegados. Rubs ha cumplido también con su objetivo, parece que no moja pero empapa. Así que allí estamos los tres...pensando en que mañana haremos Vistabella más que contentos. Estamos enteros, sanos y salvos.

El año que viene, otra vez. Esta carrera pasa a ser una de las ineludibles.