Picado

Miércoles. He sobrevivido al día de Navidad. Eso es muy positivo...he podido superar el ataque de los papanoeles escaladores, el asedio de los pajes repartidores de propaganda y el discurso del Rey . Efectivamente, sigo viva y tengo que celebrarlo. Así que me voy con Dani a la Ciudad deportiva (el Martín Freire para los oriundos). Pero parece que a estas horas no me dejan nadar si no soy abonada..."hastas las tres y media y a partir de las diez de la noche" Uhm, paso de subir aquí arriba a partir de las diez de la noche. Bordeamos la pista de atletismo y Dani sugiere que me cuele, pero mi época punky ya pasó, ahora hago colas y entro a los lugares por la puerta correcta. Mañana vengo sin falta, me apetece un montón estrenarme en piscina de 50....

Por la tarde, vía messenger...Ruy: "mi madre acaba de llegar con cruasans...." Nere: "juas, eso quiere decir que no sales..." Ruy: "que lo decida la moneda" Nere: "yo me largo..." Ruy..."la moneda ha dicho sí...".
Y un rato más tarde, a los nueve minutos de salir de mi casa, me cruzo con él por Las Canteras. Le hago dar media vuelta y comenta algo de si voy haciendo una serie...cachondo. Creo que también habla de mis no-saltos... No sé, yo me he tirado el farol de que este año le gano en la San Silvestre...estoy bonita.
Se acaba la avenida y Ruymán me conduce por una calle oscura y cuesta arriba "este va a resultar ser un psicópata"Logro subir corriendo la pedazo de cuesta de la muerte que no me esperaba ni de coña, y doy media vuelta cuando el pavimento cambia de textura. Otra vez por la avenida, huele a pescadito fresco. Continuamos.
La cuesta esta me (nos) ha dejado medio pocha(os). Pero seguimos, y nos comemos una playa. Hasta el Auditorio. Ruy se para ¿aquí se acaba?....yo veo que aún queda avenida..."no sé, pero yo sí acabo" ...Bueno, ahora me pillas. Como estoy convencida de que sí me pillará (es un picado y no puede ser de otra manera) continuo con el trotito irrelevante. Y al poco ya lo tengo detrás ¿segura de que queda poco? ¿poco para qué? para morir.

Me hace gracia que se queje tanto, así que le digo que me reviente, y el tío se lo toma al pie de la letra y empieza a correr como un descosido...le sigo y al poco ¿ves? ya está....ya no puedo más. Se para un momento, sonríe y me dice, venga vamos.
Recuperamos el trotito hasta la Puntilla, se para a falta de un minuto para los 70: da una vuelta y aquí nos vemos. Y eso hago. 70 minutos. Docemil doscientos metros. Rodando a cinco cuarenta y cuatro, con muy buenas sensaciones.