5 de enero de 2008

Marejada


Viernes. Amaneció con viento y marejada. Desaparecido un pescador...Olas de tres metros. Reboso.

A la noche, vía messenger, Ruy me cuenta que las olas están llegando a la avenida. Desde mi casa no se ve tanto...vamos vamos vamos vamos.
En la clínica de San José nos encontramos...esta vez me toca a mi dar la vuelta. Dice Ruy que vayamos a Bañaderos, pero a mi me da que me está tomando el pelo.
La marea está baja, no obstante hay mucha fuerza, la superficie está blanca, blanca, de espuma.
Llegamos al final del paseo y Ruy pretende ir hacia noséqué chiringuito. ¿que qué?...pero...está oscuro...y hay tráfico ¿tú qué pretendes?.... Parece que no pretende nada, así que damos la vuelta. Estamos rodando bastante lentos, se me vuelve a cargar el gemelo izquierdo. Y a Ruy los dos.
Llegamos a la puntilla tranquilamente, las olas rompen en las rocas y poco a poco nos vamos llenando de salitre. El suelo está mojado. Y seguimos rodando.
Seguir por el lado oscuro de El Confital tampoco parece una buena idea a las horas que son y con los tiempos que corren...a pesar de que tiempos peores han pasado. Media vuelta.
Llevamos casi una hora y empieza a llover, lluvia finita que se confunde con el agua que de cuando en cuando nos trae la marea...En el Meliá, Ruy se despide, yo continúo hasta Peña de la vieja, y de ahí, a mi casa. "ten cuidado, no vayas a resbalar, mi tesoro" El paisano que se preocupa por mi integridad física sonríe.
Y con hora doce, paro el crono. Once kilómetros doscientos, un kilómetro menos que el otro día, para el mismo tiempo. Buenas sensaciones, a pesar del gemelo siniestro.

2 comentarios:

lola dijo...

Y al pobre pescador, aún no han podido sacarlo del agua :(

depiedraenpiedra dijo...

pobre hombre...estaba la marea..que ardía...