Y mañana ¿qué?

El martes a las 11 de mañana me parece una buena idea salir un ratito: rollo huertos, como antes. Y eso hago, salgo de casa con musiquilla para ir entretenida y sin reloj para no estresarme, como a mi me gusta. Salir de esta manera me recuerda por qué hago esto.
Hace algo de calor, pero no me parece que sea demasiado. Cómo cambian las percepciones, y qué relativo es todo.. En fin, que me voy hacia La Magdalena desde Lidón, y sigo hacia Sant Francesc de la Font. De la Font no, de la no-font. Porque cuando llegué allí ya tenía calor, y sed. Y allí había un molino seco y un pozo seco y una acequia seca. Así que nada de font, ni de agua.
Como había que continuar, me auntoconvenzo de que esto es algún tipo de entrenamiento mental para condiciones extremas, y sigo, por la rotonda, para volver por la nueva autovía. Qué calor por dios. Termino con la camiseta en la mano estrenando top. Inaguantable, el caso. Ya en Castellón y vestida, a un ilustre maratoniano pregunto la hora: las 12 y cinco.

Coloco música de descalentamiento, y en un stairwaytoheaven estoy en casa. 10800 metros, más el stairwaytoheaven. Pues bueno.

El miércoles la cosa pintaba divertida. A las nueve y poco recojo a Oscar en el lugar acordado, y me dirijo a donde él me dice. Que yo no sé nada. Aparcamos en el cartelillo que indica la senda al Castillo de Montornés, frente a los contenedores de basura de la carretera. Cruzamos, y comenzamos el camino hacia el Mas de chiva. Precioso lugar, y con la font de Xiva descargando agua. Continuamos subiendo: mira, por ahí baja el maratón de Borriol Y por allí subimos, con pasitos fáciles pero alguno algo aéreo, y mientras yo pensando en los que bajaron allí en plena tormenta. Que baje Rita. Nunca había estado por allí, lugar precioso por el camino que hay que recorrer para llegar desde ese lado y por las vistas espectaculares que regala. El desierto siempre es una caja de sorpresas. Vértigo ¿qué es el vértigo?
Bajar es más sencillo, llegamos a la piedra de aquella cena entre la niebla, con Patry y Rubens, en la que él llegó a pensar que estábamos completamente mal de la cabeza. La bajada continúa, entre pinos y saltos. Viento frío del Oeste. Frío polar.
Pista del Bruno al trote alegre y poco más. La salida ha sido más espectacular y entretenida que un entrenamiento en condiciones. Pues casi que mejor, para entrenar siempre hay tiempo, para estas cosas no. Siete kilómetros y pico, hora y media.