Las cuestas sólo se ven cuando se va en bici (Camino del Cid IV)

Viernes. Etapa IV-Barahona-Cobeta. 85,6km.

Salimos de Barahona a la algo más razonable hora 9:36AM. Dirección Medinaceli. Hoy me siento menos bien, algo perezosa tal vez. La carretera es un continuo subir y bajar que no me ayuda demasiado. Mientras pedaleo pienso en cuando estudiaba la Meseta Castellana, así, con ese nombre y esa solera, en el libro de sociales. Me la imaginaba como una especie de plato hondo puesto al revés. Algo simple y llano desde cuyos bordes podías precipitarte al vacío u observar el resto de la planicie. Cosas de niña de isla de las que me acordaba mientras colocaba el molinillo en cada colinita que subíamos.

Luego llegó la subida a Medinaceli. Dios que subida. Una ciudad imaginaria plantada sobre la cima horizontal allá en una altura terrible, dijo Ortega y Gasset.

Una vez arriba se me sugiere que bajemos a almorzar abajo. De aquí no me mueven hasta que no vea todo lo visible. Amortizar la cuesta, se llama eso.

Y vemos el arco romano, la colegiata y a cierto cristo cuya procedencia, fin o historia no me quedaron nada claras.

Hecha hambre, en bajada vertiginosa llegamos a Estación de Medinaceli, donde, tomando un café y viendo a una niña de amarillo pasar una y otra vez con su bicicleta y su movil, intentamos decidir el destino final del día. Por supuesto, en vano.

Casi nos equivocamos tomando la nacional, pero no ocurrió, y en seguida estábamos subiendo unos puertecitos, que si bien puede que no fueran interminables, a mi me lo parecieron. Y Rubens allá a lo lejos en el horizonte, parando de cuando en cuando...

Provincia de Guadalajara. Y el día más húmedo de todos. De pronto llueve y el agua se evapora contra el asfalto caliente, y forma una niebla no muy densa que te moja, te hace sudar y difumina lo que ves, como en un sueño...

¿Afortunadamente? salió el sol. Layna, Maranchón. Y seguimos hasta el siguiente pueblo: Ciruelos del Pinar.

En el teleclub del pueblo paramos a repostar, mientras nos informamos del mejor lugar para pasar la noche. Nos hablan de truchas y de ríos cristalinos de cuya agua se puede beber, de refugios de pastor y de una carretera supuestamente llana.

Seguimos hacia Cobeta. Y tras veinte kilómetros en los que ni una sola vez vi un 0% marcado en en fore, llegamos a un pueblo pequeño y verde, que anunciaba la cercanía al parque Natural del Alto Tajo.

En el parque polideportivo tiramos la tienda, hay fuente y refugio. No hace falta más.