3 de julio de 2009

aguas abiertas

Voy a dedicarme a escribir un ratito, ya que los dedos de las manos son la única cosa del cuerpo que no pincha, o duele o se acalambra si se mueve.

El miércoles cambio a la mujer por el marido, y Patrikinder, Miguel y yo nos vamos a nadar a la playa. De escollera a escollera, estas de aquí que están cerquita. empezamos con Patry advirtiéndonos de que ella no nada mucho. Sí claro, no nadas nada...verás... Dicho y hecho. Primer trescientos y la niña va como si llevara fueraborda. Yo me quedo clavada (o más) y Miguel se queda con cara de susto. En fin, primer trescientos horrible para mi. Segundo algo mejor. Tercero horrible, la leche con galletas se amotina en mi estómago amenazando con salir. Siguiente largo algo mejor. Y la otra pareja de 300, normales. Me desvío demasiado hacia la orilla, hay que coger de nuevo el truco a esto. Volveremos.
El jueves lalala, el viernes nos vamos a Berga.

3 comentarios:

Genín dijo...

Me he quedado alucinado con los 8 motores, casi como tu...jajaja
Besitos y salud

Unknown dijo...

Sigo opinando que donde se ponga un buen pantano o lago, que se aparte todo lo demás. Kilómetros de agua mansa y dulce.

depiedraenpiedra dijo...

buas, como yo..como la patrikinder esta. Qué manera de nadar.

Uhm...bueno, pero la playa tb mola. Aunque estas aguas están algo turbias...