17 de mayo de 2011

Hace semanas que tengo escrita esta entrada. La escribí antes de que ocurriera eso... antes de que ella se fuera.

Pasó que teníamos los UBEadvetureros, El Miguelón, el OscarG, Alfonso, el Sr Tejedor y la que está otra vez escribiendo, diligente, la idea maravillosa de hacer el cresteo habitual una mañana de estas. Y eso hicimos: con la baja de última hora del increíble hombre meditante, aparecimos en el Sanatorio de la Magdalena animados a completar ese trayecto que Palomos e invitados tienen por costumbre hacer cada mes de Enero. La Ultrateo, la llaman, porque, que nosotros conozcamos, fue él el primero en encadenar la travesía, aunque él la hizo de ida y vuelta, que es una cosa que está muy bien pero que nosotros preferimos evitar.
En la cima del Tossal Gros ya tenemos la primera cima, pasamos Coma y Cantera y de allí lometeamos, del verbo lometear, que significa subir y bajar lomas. Lometeando lometeando a mi me entra hambre y empiezo a desear con cierta ansiedad que lleguemos al Collado del Mancebo, donde, bajo la sombra de unos almendros y sentaditos en una mesa, estaba programado que almorzáramos tranquilamente. Y eso hicimos, mientras mirábamos de frente a Raca, que se levanta justo enfrente de nosotros. Menuda subidita para hacer la digestión...
Pero si hay que hacerla, se hace. Y coronamos y nos sacamos la foto de cima con aire alegre. Para entonces ya me había quitado hacía horas el pantalón de excursionista, que el sol daba con una alegría que bien podía tomarse como agresividad...
Después de Raca atacábamos Roca Blanca con paciencia y y un bizcocho, que por algo es la subida más dura de las que tenemos por delante. Pero la superamos en un periquete y de nuevo inmortalizamos el momento. Allá arriba hay unos cuantos espectaculares voladizos que se prestan a que uno se haga unas cuantas bonitas fotos. Para llegar al Morico tomamos el camino de siempre y me desvié entre la coscoja habitual, pero, unos arañazos más tarde, me reecontré con mis queridos compañeros con los que comenzamos la subida al Morico y su pequeña trepada. Mira, Los Moài de Castellón.... Y delante nuestra unas cuantas rocas verticales tenían precisamente ese aspecto.
Coronamos el Morico y bajamos hacia el Coll de la Mola, y vamos bien de tiempo, así que nos da tiempo de hacer las Crestas y llegar al Bartolo. Y poco a poco fuimos avanzando por esa requeteconocida cresta, durante la cual se me ocurrió que este año tal vez debía dejarme de historias raras y apuntarme a la carrera del Bartolo, allá en el mes de Julio.


3 comentarios:

MANOLI CXM dijo...

Buen pateo, gracias por compartirlo. Ese Bartolo, qué caloruzo!

depiedraenpiedra dijo...

pues sí! :)

Genín dijo...

Me alegro de volver a leerte.
No se pueden evitar las referencias tristes, pero la vida está aquí para aprovecharla intensamente, mientras podamos...
Salud y besitos